Inflación: la economía está arriba de un volcán y el Gobierno no sabe dónde está parado

A este ritmo que suben los precios, el dólar se atrasará más temprano que tarde. La Argentina siempre bajó la inflación después de hacer crisis, sostuvieron expertos ayer en una charla en la UBA El déficit fiscal total, incluyendo la deuda del BCRA, llegaría a 13% del PBI. Cifra dramática: por el impacto de la devaluación, la inflación de agosto fue de 12,4%, la más alta desde 1991
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  •   Sergio Massa y Miguel Pesce.   Sergio Massa y Miguel Pesce.
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La experiencia es tajante. La Argentina estabilizó su economía siempre después de un estallido. La inflación previa al Austral era 30% mensual, en la previa a la Convertibilidad algo similar y en 2002 se prohibieron paritarias después de una devaluación de 300% que llevó la inflación a 10% mensual después de años de deflación.

Los planes y los economistas en Argentina acuden como los bomberos, cuando el fuego empezó y el edificio está comprometido. O sea, llegan al final de la fiesta.

Veamos ahora. La tasa de inflación de agosto (12,4%) es la más alta desde febrero de 1991 (27%), dos meses antes de la Convertibilidad. ¿Quiere decir que la próxima estabilización está a la vuelta de la esquina?

Todo parece indicar que sí. Sólo que esta vez la tarea quedará para después del 10 de diciembre, la próxima administración.

La previa en estos tres meses no estará libre de desafíos. De esto se conversó ayer en el Congreso Internacional de Economía que se organiza en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, más precisamente en una mesa de economistas titulada “Superar la crisis y recuperar el desarrollo”.
“En la Argentina los intentos de estabilizar ocurren después de las crisis y hoy estamos igual”, dijo Eduardo Levy Yeyati, de la Universidad Di Tella y miembro de los equipos de Cambiemos. “Hemos tenido éxito en estabilizar en un primer momento en experiencias pasadas, el tema es que no hemos sido capaces de sostener esa estabilización y para eso hacen faltan reformas fiscales, monetarias y de acceso al crédito. Todo eso es una segunda parte”.

Además de Levy Yeyati estuvieron Pablo Gerchunoff (UTDT), José María Fanelli (Udesa) y Roxana Maurizio (IIEP-UBA). Todos firmaron la carta anti-dolarizadora contra la propuesta de Javier Milei.

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La coincidencia del panel fue unánime: la actual fase preparatoria para encarar un plan que baje la inflación presenta más desafíos que en 1985, 1991 o incluso 2002.

“Nunca vi un problema así. Hay un empantanamiento serio desde 2012. ¿El próximo gobierno va a pedir una baja de los salarios adicional a lde los últimos dos gobiernos?”, desafió Gerchunoff.

El salario privado formal cayó hasta junio casi 3% en doce meses. Y el informal 16%.

¿Hasta qué punto hay margen como dice Gerchunoff, por ejemplo, para subir el precio del dólar (atrasado) y las tarifas (atrasadas) si eso implica más caída del salario?

“Con el tipo de cambio anclado en $ 350 -como parece ser la pretensión oficial- y dos meses de inflación de dos dígitos, al 22 de octubre el tipo de cambio real estará más apreciado que antes de devaluarse el 14 de agosto”, dice un informe de Empiria Consultores.

Según Ramiro Castiñeira, de Econométrica, el déficit fiscal consolidado este año será 13,3% del PBI (primario + financiero + cuasifiscal).

La consultora LCG estima que "el 40% de los precios de la canasta del IPC tiene precios reprimidos".
Ninguna de estas correcciones lucen atractivas para el próximo Presidente. Más si gana por margen estrecho.
 
Por último. La inflación es tan alta y vertiginosa que ni el propio Gobierno sabe donde está parado. Sus funcionarios reconocen dificultades para medir, sobretodo en los segmentos informales, los ingresos.
Consultada sobre la caída salarial en el trabajo en negro que registra el Indec, la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, brindó la siguiente respuesta, cruda, en una entrevista a Radio Con Vos para justificar por qué las medidas a favor de los trabajadores no incluyó a los informales: “Nosotros nos basamos en el SIPA que es lo que efectivamente se cotiza. El dato del Indec, medida por la EPH, refleja un promedio de 6 meses y con la alta inflación está excesivamente distorsionado. Si yo le pregunto hoy a alguien cuanto ganó este mes no me lo sabrá decir porque la inflación alta provoca que no está claro ni para uno mismo cuanto gana”.
Como decía Adolfo Canitrot, ex viceministro de Economía de Raúl Alfonsín. “A chapotear en el barro”. Es lo que deberán hacer Sergio Massa y Olmos hasta el 10 de diciembre. Y después llegarán los bomberos a apagar al volcán.

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