Chiche, Jorge y la verdadera historia de amor tallada en una roca de Mar del Plata

Hace 6 meses Clarín publicó la foto de una piedra con un mensaje, cerca del Torreón. Ahora se reveló el misterio. ¿Quién era la pareja de enamorados que selló su amor en 1964?
  • Chiche y Jorge, en Mar del Plata Chiche y Jorge, en Mar del Plata
  •   60 años después. La hija de Chiche y Jorge se emocionó al descubrir esta foto en Clarín.   60 años después. La hija de Chiche y Jorge se emocionó al descubrir esta foto en Clarín.
  •   Todos al mar. En el colectivo 79.   Todos al mar. En el colectivo 79.
  •   Familión en Mar del Plata   Familión en Mar del Plata
  •   Chiche y Jorge, asomados en la puerta del colectivo.   Chiche y Jorge, asomados en la puerta del colectivo.
  •   Carina, en Mar del Plata.   Carina, en Mar del Plata.

A unos 100 metros del Torreón del Monje, en Mar del Plata, hay una roca que asoma al sol cuando la marea baja. Recién entonces se puede leer, como en las lápidas, los nombres de Chiche y Jorge entre una lengua de espuma. Hay que bajar por una escalera despareja de piedras y hacer equilibrio sobre el peñasco para recién resbalar la mirada en la fecha: 11/12/64. ¿Habrá sido sólo un amor de verano? ¿Cómo hicieron para tallar en esa roca casi inaccesible un mensaje de eternidad?

Así comenzaba un texto publicado en esta misma página hace casi 6 meses, a propósito de la ruptura amorosa de Tini y De Paul, los amores líquidos y la pregunta abierta sobre si la estabilidad y el compromiso estarían pasando de moda. ¿Las parejas de verano sobreviven al invierno?

La respuesta llegó esta semana, con un llamado a puro vértigo: “Los dos locos que tallaron esa piedra fueron mis padres”, avisa Carina Mascenik. Y del otro lado de la línea se atropellan las palabras de la emoción: “Fue una historia larga y con final feliz: yo soy la prueba de eso”.

Carina se disculpará por haber leído aquella contratapa recién ahora, contará que una amiga se la acercó de casualidad, que por poco se muere de la sorpresa, que a su madre le decían Chiche pero que se llamaba Zulema, que su papá era chofer de la línea 79, que siempre se iban en colectivo a Mar del Plata, con todo el “familión”, que ella nació tres años después de aquel mensaje en la roca, que....

“Eran ellos, te juro que eran mis padres los que tallaron esa piedra, pero ya no los tengo acá conmigo”, afirmará luego de tragar una dosis de saliva y nostalgia.

Jorge Mascenik murió cuando ella tenía 18 años y Chiche lo sobrevivió hasta vaciar el arcón de sus recuerdos. El había llegado desde Checoslovaquia junto a su padre, a los 16 años. Y nunca más quiso responder las cartas que llegaban de Europa. Todas eran malas noticias. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial, su hermano se había batido a duelo por una mujer, su mamá era el comentario de todo el pueblo por haberse enamorado del cura...

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En fin, con los años Jorge terminó instalándose en Adrogué, donde le alquiló una pieza a los padres de Chiche. El amor fue a primera vista. Estuvieron varios años de novios hasta que se casaron en 1967.

Tuvieron una sola hija.

“Todos los veranos se iban en el 79 a Mar del Plata. Antes los colectivos eran chiquitos y tenían que poner cajones de verdura en el pasillo para tener más asientos. ¡Entraban como 30! Parecían gitanos.Un día encallaron en la arena y los sacaron por las ventanillas”, recuerda Carina, que recordaba su mamá.
Cuando ella nació, sus padres cambiaron el colectivo por un auto. Pero el rumbo fue el mismo: Mar del Plata. Hasta que comenzaron los problemas de salud de Jorge y el mar empezó a quedar cada vez más lejos...

Hace años que Carina no camina por la Rambla marplatense. Pero ahora quiere ir con el recorte del diario bajo el brazo. A buscar la roca donde Chiche y Jorge tallaron su mensaje de eternidad.
 

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