Su hija desapareció a los 4 años y dos décadas después una impostora la ilusionó con el engaño más cruel: me decía "mamá"

A Marina Aragunde la secuestraron en 1995 cuando jugaba en el jardín de su casa, en Marcos Paz. En 2019, una mujer contactó por Facebook a la madre y aseguró que era ella, pero las pruebas de ADN derrumbaron la ilusión. “A Valeria la mandaron. Ella sabe más”, lamentó en diálogo con TN. Por qué pide que la investiguen.TN
  • La última proyección que se realizó de cómo sería en la actualidad Marina Fernanda Aragunde, la nena que desapareció en 1995 en Marcos Paz. La última proyección que se realizó de cómo sería en la actualidad Marina Fernanda Aragunde, la nena que desapareció en 1995 en Marcos Paz.
  • ”Culi” con el vestido que le regaló su abuela cuando cumplió 4 años. Menos de un mes después, la secuestraron "Culi" con el vestido que le regaló su abuela cuando cumplió 4 años. Menos de un mes después, la secuestraron
  • La búsqueda de Marina sigue activa en las redes, a través de 500 grupos La búsqueda de Marina sigue activa en las redes, a través de 500 grupos
  • La lucha incansable de Marina Aragunde por encontrar a su hija La lucha incansable de Marina Aragunde por encontrar a su hija

El calendario marca que el 4 de enero Marina Fernanda Aragunde cumplía 33 años, pero en su casa no hubo festejo. Su mamá, que se llama Marina, igual que ella, la busca incansablemente desde el 1° de febrero de 1995, cuando con apenas cuatro recién cumplidos salió a jugar al jardín de su casa en Marcos Paz y desapareció.


La buscaron unos 500 agentes de la Policía bonaerense con perros, buzos tácticos, personal de Infantería y hasta con helicópteros. Durante meses rastrillaron la zona y el operativo se extendió también a nueve partidos aledaños. No quedó nada sin revisar, pero lo cierto es que, después de 29 años, la investigación avanzó poco y nada en el Juzgado de Garantías 1 de Mercedes y “Culi”, como llamaban cariñosamente a la nena, no apareció.

El caso, sin embargo, tuvo un giro sorprendente en 2019, cuando una mujer, que se identificó como Valeria Ziggiotto, se comunicó por Facebook con Marina Aragunde y le aseguró que era su hija perdida. Los medios empezaron a hablar de milagro, pero la ilusión se derrumbó con las dos pruebas de ADN a las que fueron sometidas las involucradas, ambas con resultado negativo. Aun así, esa persona podría ser la única pista firme para acercarse a la verdad.

“Los detalles que ella me dio sobre mi hija no los sabe absolutamente nadie”, señaló en diálogo con TN Aragunde, y enfatizó: “A Valeria la mandaron, y la persona que la mandó sabe dónde está Marina”.

En este sentido, la mamá de la nena secuestrada enumeró: “Cómo Valeria puede saber que mi hija se quemó una de las manos cuando era chica, si ella no tiene la mano quemada, ni a eso tampoco lo sabía nadie más allá de mi círculo íntimo. Y además me describió con detalles los rasgos de los mejores amigos de Marina, y hasta me habló del triciclo amarillo, que era el que tenía mi hija”.

“La hipótesis que me dio gente que trabaja en esto es que yo estaba muy cerca de encontrar a mi hija, y que por eso la mandaron a Valeria y le pagaron. Yo creo que ella conoció a Marina”, afirmó la mujer a este medio, tras lo cual resaltó: “Casi dos años me dijo mamá, dos años duró el engaño. Todavía no me recupero de lo que pasó con Valeria”.

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La desaparición de Marina Fernanda Aragunde


Aquel día hace ya casi tres décadas “Culi” jugaba en la hamaca de su casa mientras su mamá cocinaba. Cuando la comida estuvo lista, Marina salió a buscarla y así, de un momento a otro, la peor pesadilla para cualquier madre se había hecho realidad. “Culi” no estaba por ningún lado.

 “Pienso que la nena está viva, que está bien”, decía en ese momento Marina Aragunde a los medios que cubrían la noticia. Y se aferraba a la esperanza: “Con tantas cosas que estamos haciendo, pienso que el que la tiene va a reflexionar y me la va a traer”. Veintinueve años después, la madre de la nena secuestrada recordó: “Estaba en shock, no tenía los pies en la tierra, ni siquiera lloraba”. Lo cierto es que los días fueron pasando, se convirtieron en meses y Marina seguía sin aparecer.

Entonces, entre la desesperación y la incertidumbre, asomó con cada vez más fuerza la sospecha. “Se la llevó un conocido de mi propia casa”, dijo la mujer, que “estaba aterrada” ante esta posibilidad, pero sin embargo “se escapó con lo puesto” y acompañada solo por su madre denunció la desaparición de su hija en televisión. La repercusión mediática fue instantánea y se hicieron eco los diarios más importantes del país, pero no fue la única consecuencia de la exposición de Aragunde.

    

Un cráneo, pelo rubio y la advertencia de un policía


“A los dos días me llaman para decirme que habían encontrado los restos de mi hija”, sostuvo la mujer, y precisó: “Un cráneo y pelo rubio en un descampado me dijeron que habían encontrado, yo entré en crisis y me fui en un remis para ahí”.

El momento, recuerda ahora a la distancia, fue caótico y dramático. Pero en medio de ese escenario, Aragunde no se olvida de lo que le dijo entonces uno de los policías que participó del procedimiento. “Señora, no llore porque no es su hija”, fueron las palabras del oficial, según la mamá de Marina.

La explicación del uniformado fue que Marina llevaba entonces desaparecida un mes, pero el cuerpo que hallaron presentaba un estado de descomposición mucho más avanzado. “Armaron todo para cerrar el caso, hay muchas cosas oscuras detrás de esto”, subrayó Aragunde.

La pista intrafamiliar y un supuesto ajuste de cuentas narco


En septiembre de 1995, Fernando y Horacio Esquivel, el papá de Marina Fernanda y su abuelo paterno, fueron detenidos por integrar una banda que robaba comercios y que se dedicaba, además, a traficar drogas.

Las detenciones sentaron las bases para la que sería quizás la principal y única hipótesis que tuvo la investigación: que la nena hubiera sido raptada como parte de una venganza narco contra su abuelo, Horacio Esquivel.

A Marina la vendieron como a un paquete de yerba.


Marina Aragunde empezó a sospechar de su suegro casi desde el principio, a raíz de una serie de actitudes y comentarios que le llegaron del hombre. “Él ya sabía que (Marina) no iba a aparecer”, aseguró. No obstante, cuando se atrevió a ir a buscarlo para increparlo, Esquivel ya había muerto y, si lo sabía, se llevó el destino de su nieta con él a la tumba.

Años después, cuando hizo su aparición en la historia Valeria Ziggiotto, se alineó detrás de esa conjetura. “Ella denunció a un tío suyo, decía que había pactado algo con el abuelo de mi hija”, contó a TN la mamá de “Culi”, y la citó textual: “Me dijo que ‘a Marina la vendieron como a un paquete de yerba’”.

El engaño que duró dos años
El nombre de Valeria Ziggiotto se hizo conocido en 2019, cuando aseguró ser la nena que había sido secuestrada en 1995 de la puerta de su casa en Marcos Paz y empezó a dar vueltas por los medios - siempre de espaldas - para hablar del milagroso reencuentro con su mamá, después de 24 años.

Durante los dos años que duró ese engaño, el nivel de manipulación fue tan cruel como incomprensible. “El nene más chico de ella me decía abuela”, manifestó con la voz quebrada Aragunde, y agregó: “(Valeria) se peló, me decía que tenía cáncer y empezó a pedir plata por las redes....me decía ‘ahora que te encontré, me estoy muriendo’”.

En medio de todo esto, en 2020, Ziggiotto volvió a ser noticia en los medios locales, pero por asegurar que había denunciado 39 veces a su expareja por violencia de género. En esa oportunidad, también, pedía ayuda económica y publicaba su cuenta bancaria en las redes.

Finalmente, los resultados negativos de las pruebas de ADN - una realizada en el país y la segunda en el exterior - expusieron a la impostora, aunque no sirvieron para esclarecer cómo hizo Ziggiotto para conocer con tanto detalle a la menor desaparecida. “Todavía no me puedo recuperar de lo que pasó con Valeria”, enfatizó Aragunde.

“No me busca porque no sabe quién es”


Pese a todo, la conexión entre Ziggiotto y Marina Fernanda Aragunde parece innegable. En ese sentido, la mamá de la nena secuestrada cuestionó: “Es la única pista que apareció en años, me dio tantos datos y no es mi hija, por qué no la investigan”. “Tiene que conocer a Marina”, afirmó.

Asimismo, apuntó que la Justicia recibió un aviso años atrás que indicaba que “Culi” había sido vista en la zona de San Martín. “El familiar de Valeria, ese tío que ella denunció, vive en San Martín”, resaltó Aragunde.

La mujer sigue convencida de que su hija está viva y mantiene la búsqueda activa en 500 grupos en redes sociales. No obstante, también reflexiona sobre los motivos por los que actualmente, con 33 años cumplidos, Marina no se hubiera contactado todavía con ella.

“Ella era muy chica cuando desapareció, les lavan la cabeza”, arriesgó Aragunde, y siguió: “No me busca porque no sabe quién es, si supiera que es Marina ya me hubiera contactado”. “A veces pienso que está en otro país, hablando otro idioma....”, especuló.

Sobre el cierre de esta nota, Marina Aragunde contó que en estos años que pasaron volvió a casarse y tuvo dos hijos más, aunque aclaró: “Pero no vivo, sobrevivo”.

   

   

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