Enumerar los errores que ha cometido este gobierno llevaría demasiado tiempo y sería una redundancia ya que la mayoría de los suarenses los conocen y, de hecho, se vio reflejado en las últimas elecciones.
Lo extraño es que el intendente no se percate que cada día va perdiendo con mayor velocidad el apoyo de los vecinos, el que alguna vez fue muy fuerte y hoy se ha convertido en algo casi testimonial.
Los números de la última elección lo dejan claro: perdió la interna pese a que movió todo el aparato y contra un grupo político con poca historia en el distrito, no hablamos del peronismo sino del grupo que encabezó con mucho éxito Flavio Diez.
Y todos esperábamos un cambio de rumbo, una movida de funcionarios, un relanzamiento del gobierno para mostrar otra cara e intentar ‘amigarse’ con la gente.
Sin embargo, todo sigue igual, los mínimos cambios tuvieron más que ver con cuestiones personales que con decisiones políticas.
Mientras tanto se observa sin el menor esfuerzo que el parque automotor del municipio, especialmente las maquinarias de Servicios Públicos están en pésimo estado, camiones sin paragolpes y sin patentes, máquinas, equipos que pasan meses tirados en las calles, repuestos que se compran con ‘poco sentido’, deficiencias en el manejo del personal, con casos de empleados que usan el corralón como taller propio y mil inconvenientes más.
En educación no hay noticias de que este año se dicte la carrera de Contador Público que empezó con bombos y platillos y que hoy es más una entelequia que una realidad.
Y ni hablemos del tema cultural: Dos meses para empezar a ver cómo se arregla la estatua a uno de los próceres de la ciudad y que ha mostrado el nombre de nuestro pueblo en el mundo, que fue tirado en el lugar donde está lleno de cámaras, que en apariencia no funcionaban porque jamás se supo quién lo hizo.
Y para colmo, al director de Cultura no se le ocurrió mejor idea que premiar con un pack de cerveza a quienes ocupen el tercer lugar en un concurso de fotografía, en el que pueden participar chicos de 12 años. No le van a dar un vale por un helado, un libro, útiles escolares. No: un pack de cervezas que los niños no pueden ni deben tomar. A no ser que las leyes no estén hechas para los funcionarios municipales. O que estos funcionarios crean que su saber está por encima de los saberes médicos.
Y no le da vergüenza, ni perdón piden. Ni hablar de renunciar, la caja no se deja.
Increible, después de estos horrores de sus funcionarios, a Moccero no se ocurre apercibir o pedirle la renuncia a alguno de ellos.
Y bueno, así es como a pasos agigantados se aleja de la gente y va perdiendo el apoyo popular.
Y los vecinos tenemos que soportar a muchos improvisados (no todos), a personas sin sentido común y sin la responsabilidad que debe tener un funcionario municipal.
