La columna de Osvaldo Bazan: La noche es más oscura justo antes del amanecer

La columna de Osvaldo Bazan: La noche es más oscura justo antes del amanecer

Durante el mes de marzo de 2019 el dólar subió $4,80. Digo “el dólar” porque es el único que había, como sucede en los países en donde la gente vive su vida sin hacer eje en la omnipresencia de la ausencia del dinero.

Esta semana en la Argentina del dólar mayorista, el dólar minorista, el dólar solidario, el dólar Netflix, el dólar soja, el dólar contado con liqui, el dólar MEP, el dólar ADR, el dólar blue, el dólar Senebi, el dólar Cedear y el dólar Cripto, o sea, en un país totalmente enfermo; el dólar blue subió $8 y los dólares financieros, $17.

Sin embargo, hoy nadie le pregunta al presidente Fernández por ese detalle. Una situación bien distinta se daba en marzo del ’19, cuando el entonces presidente Macri debió salir a contestar las quejas de los medios de comunicación.

Así fue que en una entrevista a Cadena 3 de Córdoba dijo, metaforizando el momento: “En ningún momento hay más oscuridad que en el segundo antes del amanecer”; un obvio mensaje tranquilizador que las autoridades están obligadas a dar en momentos revueltos. (Bueno, algunas autoridades, las más responsables, son las que se sienten obligadas; las actuales son impermeables a cualquier preocupación que no tenga que ver con su interna o su futuro judicial).

Lo cierto es que Macri habló de la hora más oscura y se armó la de San Quintín.

Desde Clarín para abajo, una gran cantidad de medios en Argentina lanzaron una retahíla de sarcamos y cuchufletas contra el entonces presidente: “¡Macri es bruto y cita lo único que conoce, a Batman!”, chillaron muchos periodistas que después hicieron silencio absoluto ante el “haiga” o el “pudió” de Kicillof y el “hemos supido” de Tolosa Paz o cuando el ¿presidente? Fernández nada menos que en la presentación del Plan Nacional de Lecturas, rodeado de escritores famosos, dijo de cuerpito gentil: “Borges es reconocido por sus novelas pero la poesía es maravillosa”.

PUBLICIDAD

Los dardos contra Macri eran porque en la película “Batman: el caballero de la noche”, el fiscal Harvey Dent dice “La noche es más oscura justo antes del amanecer. Pero yo les prometo que el amanecer está llegando”.

Como corresponde, las redes se llenaron de memes.

Era el momento en que el juego de “péguele a Macri” se leía como glamoroso y daba carnet de buena persona, inteligente y comprometido a quien lo ejecutara.

Era el momento en que el dólar a $42,90 hacía imposible la vida. ¡Mis amores nosotros mismos, de haber sabido lo que se venía! (Bueno, algunos los sabíamos, no tenemos por qué hacernos los modestos ahora; lástima que las cabecitas de Sarlo no nos escucharon y coparon las pantallas con sus análisis siempre equivocados, los gurúes del error argento)

Ante el nivel general de ignorancia, tuvo que salir Juan José Campanella a tuitear: “No todo nació con Batman”. Es que la frase era original del historiador de fines del siglo 18, Thomas Fuller y es muy utilizada en el mundo sajón.

Igual, las cachadas a Macri hechas por los medios de todo el país por “citar a Batman” pueden encontrarse fácilmente en la red. Quedan ahí como testigo del tratamiento que recibió el gobierno anterior ante errores que no lo eran y que en realidad, mostraban más la ignorancia de quien señalaba que de quien era señalado.

“Ese comentario habla más de quien lo hace que de mí”, fue una contestación habitual del entonces “Cambiemos” ante las vulgaridades, groserías y disparates que a diario la oposición soltaba. Claro, era una respuesta de zapatitos blancos impolutos frente al movimiento de “a los amigos ni justicia” o “vamos por todo”, pero también fue un intento de poner civilidad ahí donde había barbarie.

No se leyó así porque gran parte de la población -y los medios- están más cerca de la barbarie que de la civilización.

No alcanzó.

Alabado sea el cambio cultural necesario.

Ahora bien, ¿a qué viene todo esto?

A que finalmente, cree humildemente quien esto escribe, estamos en el momento más oscuro, el que preanuncia la alborada, una aurora que será fría pero imprescindible y vital.

El nuevo día que dará pie al nuevo año, a la nueva vida.

O mejor, a la vida.

No hablo acá del “cuanto peor mejor” que tanto trosko a lo largo de los años ha vendido como el canto de una sirena que siempre lleva a lo peor. En Argentina -en el mundo- siempre es “cuanto peor, peor”.

No, es otra cosa.

Tampoco es tocar fondo porque bien sabemos que este es un país de doble fondo. De triple fondo. De fondo inescrutable.

No.

Es más un momento “ya fue” el que estamos pasando.

Es un momento de todo está a la vista.

Es un momento de todo es evidente.

Ya nadie puede -y parece que ni siquiera quiere- disimular nada.

La brazada desesperada de la vicepresidenta en el Congreso es algo que se entiende a simple vista por más que uno no sea un leguleyo entendido en los meandros del Consejo de la Magistratura.

Es la desesperación brutal de quien ve la cárcel en su futuro.

La ex señora todopoderosa se muestra en su acabado esplendor de mechera, de aprovechadora.

Ya ni le corresponde el mote que alguna vez usó esta columna “megamechera intergaláctica”.

No.

Es mucho menos.

Es la cara deslucida de esas fotos que se ven en algunos negocios de extrarradio pegadas en carteles que dicen: “¡Atención, guarda con estas ladronas!”; fotocopias en blanco y negro que muestran a mujeres taimadas metiéndose una lata de atún en el corpiño mirando distraídamente hacia las cámaras de seguridad.

Es la cara de cuando ya no te importa nada porque estás jugado. Y en este caso, juzgada.

Peor aún: es la ya inclasificable y tétrica Ministra de la Verdad justificando “trampas de la democracia” con esa sempiterna cara de “soy más inteligente que vos porque soy progre y la tengo clara y callate querés” con la que cada jueves en supuestas conferencias de prensa, reta a los periodistas y saca a pasear toda su soberbia e ignorancia.

Por eso puede decir, Cerruti, muy encerrada en su mundo de vetustos Galeanos y Verbitskys, sobre el tractorazo del sábado: “Están marchando por las dudas contra un proyecto que no conocen”, tergiversando los motivos de la marcha que fue decidida mucho antes del lanzamiento de la desmañada idea de la “renta inesperada”.

Lo que no entiende la vieja revolucionaria (el último libro de Cerruti es “La revolución de las viejas”) es que no hace falta conocer el proyecto cuando lo que a nadie se le escapa es el objetivo de todos los proyectos de la runfla.

Cuando en febrero de 2012, cinco días después de la tragedia de Once con su carga de muerte, desolación y responsabilidad estatal, la entonces presidenta anunció en Rosario -mientras hablaba la intendenta de la ciudad, a la que CFK no prestaba la mínima atención- que “vamos por todo”, dejó claro qué es lo que pretende cualquiera de sus proyectos.

Ir por todo.

Por todo el dinero, por toda la justicia, por todos los bienes y las libertades de los ciudadanos argentinos.

Eso se sabe desde hace diez años.

¡Mirá si Cerruti va a decirle a los argentinos que cosa conocen y qué cosa no!

En lo que es casi un récord propio de embustes y falacias, la propia vieja revolucionaria en su stand up mintió diciendo que Michelle Bachelet dijo que la situación de los derechos humanos cambió positivamente en Venezuela.

¿De verdad, Gabi, te piden tanto?

¿O es pura costumbre de zalamera y lamedora, como en la época en que era correveidile de Hugo Sigman? Eran tiempos de De la Rúa como intendente porteño y ahí fue la servicial Gabi a “entrevistar” al abogado del radical en un apriete que terminó con el multimillonario ganando permisos para construir en Puerto Madero, financiándole la carrera de legisladora porteña a la actual vocera y contratando a su marido como agente de prensa, según contaron Hernán Vanoli y Alejandro Galliano en su libro “Los dueños del futuro”.

Todo está a la vista y todo es final, definitivo.

Ya no ocultan en el ¿gobierno? que no tienen ni ganas de estar ahí porque se les quemaron todos los libros.

“¿Cómo vamos a hacer política si no tenemos plata?”, se preguntan, como si Mandela o Ghandi hubieran sido multimillonarios para realizar revoluciones que cambiaron el mundo.

Muerta la magia, los trucos no funcionan.

¿Cómo hace ahora la vicepresidenta para largar un nuevo candidato a presidente, después del desastre al que nos condenó?

C. Fernández hizo que A. Fernández fuese elegido.

Hoy lo detesta y humilla.

¿Tendremos otro video de la iluminada vice “eligiendo” a un nuevo candidato? ¿Sí? ¿Para qué?

Cuando tuitee “Elegí a Scioli para que sea candidato a presidente”, más allá de sus irrecuperables focas aplaudidoras, ¿quién le hará caso? ¿Quién no recordará la inutilidad supina del padre de Dylan?

El tema es que ya sabemos, ya los vimos, ya está.

Nada funciona porque nadie les cree.

¿Al impoluto Béliz, después de anunciar porque sí que pensaba desintoxicar las redes, le vamos a creer su verso de “distinto”?

¿El sinuoso Massa, después de asociarse y elogiar a aquellos a quienes dijo que iba a meter presos -y después decir que no dijo lo que se encuentra a tiro de Google- a quién le habla? La gracia del equilibrista es no caerse.

Massa pasa de ser el hombre de goma al cara de piedra.

Y hay que repetirlo: Massa nunca será lo único que quiso ser en su vida, presidente. Incluso en este país, donde la traición es un delito menor, lo de Massa es demasiado.

Un poco sí, pero Sergio pasó todos los límites.

Morirá rico pero despreciado.

Hoy, ahora, en el momento más oscuro, todos son manotazos de ahogados del viejo régimen que muere. En ese registro hay que leer la autorización del juez Ramos Padilla a las usurpaciones; la reapertura de la embajada en Venezuela con la postulación del excomunista, actual kirchnerista, virtual chavista, siempre adorador de autoritarios Oscar Laborde como embajador argentino en Venezuela y su contrapartida, la venezolana amiga de Irán, con familiares vinculados con el narcotráfico, Stella Marina Lugo de Montilla como embajadora venezolana en Argentina; es en el marco de final de época que el ¿gobierno? deshoja la margarita y un día es pro Putin y al siguiente condena a Rusia; que el kirchnerismo impulsa como candidatos a juez de la cámara federal de casación penal al juez federal de Mendoza, Walter Bento, que tiene un procesamiento firme por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y coimas; que el ¿presidente? Fernández carajee inventando un futuro que no existe; el segundo plan platita presentado como parte de un plan antiinflacionario cuando justamente, este estallido de precios tiene su origen en el Platita I, que inventaron para ganar unas elecciones que perdieron; la grosera muestra en la ESMA en donde vuelven con la vieja idea de “nosotros somos buenos/todo lo demás es dictadura” que ya no convence a nadie.

En fin, están tirando del mantel porque se quedaron sin comida.

Incendian porque no ven futuro.

Mientras eso hace el pasado que se niega a morir, el futuro está temblando en sus primeros pasos. El ex intendente peronista Luis Lobos de Guaymallén y su esposa Claudia Sgró fueron condenados por corrupción y desde el viernes cumplen prisión efectiva; el juez de Paraná Daniel Alonso que se quiso hacer el vivo y pasarle por encima a la Corte Suprema, está denunciado por sedición y su caso podría terminar en el Consejo de la Magistratura; Aníbal Fernández se pasó de picarón diciendo que los tractores de la marcha del sábado no iban a poder entrar a la ciudad de Buenos Aires y al día siguiente tuvo que bajar su prepoteada mientras las redes le recordaban su huida de Quilmes escondido en un baúl.

Sólo son algunas de las señales de ese futuro que viene pese a todo.

La aurora está ahí nomás, por eso es todo tan oscuro en estos días.

Dependerá de nosotros.

No es por hacerme la Cristina Pérez pero se puede citar a William Shakespeare cuando en “Julio César” le hace decir a Casio: “No está en las estrellas, querido Brutus, mantener nuestro destino, sino en nosotros mismos”.

¿En qué nos vamos a enfocar?

¿En la oscuridad de este momento donde estamos hundidos en la mierda -como le gusta recordar al Papa que no osa nombrar el nombre de Putin- o en las primeras luces del alba que asoman allá a lo lejos?

Hay algo que tiene la aurora y es que es irrevocable.

Estará ahí, sin dudas.

Que habrá un país mejor es una certeza ineludible.

Todo es potencia, ahora.

Todo es esperanza.

Los que sembraron tristeza y miseria -y los números son fieles testigos de que eso no es sólo una frase- hoy están en retirada. Abusaron tanto del abuso que se quedaron solos. Sí, claro, hay una isla entera de focas aplaudidoras que seguirán en su necedad negando lo innegable.

Ya cantó Silvio Rodríguez que era un necio por seguir afirmando una revolución que, pequeño detalle que nunca cuenta, le dio el manejo de todos los estudios de grabación en Cuba.

Contra la necedad no se puede hacer nada más que desenmascararla.

Muchos de los que creyeron en la magia del peronismo, en el hada buena Eva y el General; los que idolatraron al flaco que no dejó las convicciones en la puerta de la Rosada y a la Jefa madre buena de pobres y olvidados, hoy saben que se equivocaron. Debe ser difícil reconocerlo. Más aún ante aquellos que avisamos. Quizás nunca lo reconozcan.

Pero saben muy bien de qué se trata.

El futuro es otra cosa.

El futuro es poner a este país en el lugar que le corresponde, que no es este chiquero malsano.

La limpieza deberá ser -y empieza a serlo- general y desde abajo hacia arriba. Desde Padres Organizados vendrán los cambios que los ministerios de Educación deberán implementar. Desde los tractorazos vendrá el respeto que la producción merece. Desde los empresarios unidos contra los bloqueos vendrá la caída de los viejos capitostes sindicales.

Vendrá todo eso, es inevitable.

Porque el destino, dice Shakespeare, está en nosotros.

Porque la noche oscura, dicen en Batman, está justo antes del amanecer.

Allá en el fondo aparecen las primeras luces del alba.

La noche está terminando.

Comentar esta nota
Más de Opinión