Mi vida, mi oficio: “Ni las amigas más íntimas se enteran de las confesiones de las clientas a las peluqueras”

Ya de chica, Yvana Cella le cortaba el pelo a sus primos en Corrientes. Llegó a Buenos Aires de adolescente para capacitarse. Y arrancó a trabajar en un local barriendo pelos y lavando cabezas. El amor por su trabajo y la contención a las mujeres que pasan por sus manos
Yvana Cella arrancó jugando a ser peluquera en Corrientes, su provincia natal
Yvana Cella arrancó jugando a ser peluquera en Corrientes, su provincia natal

Los nenes y nenas suelen jugar a trabajar de las profesiones con las que sueñan para su futuro. Es el caso de Yvana Cella que ya jugaba a cortarle el pelo a sus primos y amigas en su Corrientes natal. Así, la chica experimentaba en las cabezas de esos primeros “clientes” y soñaba con esa peluquería propia con los sillones que suben y bajan. Y los espejos en los que las mujeres quedarán satisfechas luego del trabajo de la estilista. La ceremonia del juego incluía desde el ingreso al salón, la charla y hasta el pago por el corte realizado. Un trabajo completo.

Como muchas chicas de las provincias argentinas, Cella soñaba con encandilarse con las luces de Buenos Aires. Pisar esas calles que veía en algunos noticieros y mirar de cerca el Obelisco o la avenida Corrientes de noche. Fue así que a los 16 años, Yvana se vino a vivir a la capital de Argentina. En su mente, sólo tenía una idea: cumplir su sueño de chica. Convertir ese juego en su profesión para toda la vida. Arrancó barriendo en una peluquería y haciendo los lavados de cabeza. Se hizo de abajo, como muchos oficios que se aprenden en el campo de acción. Allí fue aprendiendo el oficio. Mientras tenía el escobillón en la mano y juntaba los pelos caídos, miraba a los estilistas trabajar sobre las cabelleras. Se formó también en academias. Yvana era una esponja que absorbía todo el conocimiento posible.

Ahora, ya con local propio, trabaja unas 11 horas diarias de martes a sábados y gana entre 500.000 y 600.000 pesos, dependiendo el mes. Cella no tiene un local a la calle. Atiende en un departamento. Por eso, ella dice que tiene un estudio y no una peluquería. “Lo que más me gusta es asesorar a mis clientas en su imagen en general para poder aconsejarle el mejor look posible. Cuando uno se ve bien por fuera, también ayuda a veces a verse bien por dentro”, asegura la estilista en la sección Mi vida, mi oficio de infobae.

En ese sentido, Yvana asegura que con sus clientas frente al espejo se convierte en una asesora general. Las escucha a veces con sus problemas y situaciones de la vida cotidiana que no va a escuchar, quizá, ninguna otra persona. “Muchas veces lo emocional repercute en el aspecto de cada persona. Es importante que la estilista y las clientas tengan una buena conexión para lograr lo mejor a las mujeres que vienen al estudio”, sostiene Cella.

Respecto a cómo le va en su estudio, Cella se siente lo orgullosa de lo logrado. Muchas veces mirá hacia atrás y se ve siendo una nena que juega a ser peluquera con sus primos en Corrientes. Otras veces, se le aparece la imagen de la adolescente que arrancó barriendo pelos o lavando las cabezas de las clientas en otros locales. Hoy ante su propio emprendimiento asegura que tiene “empleo y estabilidad”. En ese sentido, Yvana asegura que “el amor por el trabajo ayuda a cumplir el sueño que siempre tuve”.

Sobre la clave de su éxito como estilista, Yvana cree que la contención a las mujeres que pasan por su estudio es clave. “Las estilistas somos como psicólogas a las que se les cuenta todo. Muchas veces usan ese espacio para compartir secretos de muchos aspectos de la vida. Ni siquiera los amigos más íntimos se enteran de lo que saben las peluqueras de sus clientas”, revela Yvana con una sonrisa cómplice que solo podrán entender las que pasaron por sus manos y sus tijeras.

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* Mi vida, mi oficio es un programa de entrevistas sobre la importancia, el valor, las exigencias y experiencias de cada trabajo, contadas por sus propios protagonistas. Escribinos y contanos sobre tu oficio y tu historia a [email protected]

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