Si hablamos de análisis clínicos, a muchos suarenses se nos viene a la cabeza el nombre del Dr. Roberto Pérez Bordoy. Y no es para menos: este año, el laboratorio Coronel Suárez cumple 40 años al servicio de nuestra comunidad. Es por ello que entrevistamos al Dr. Pérez Bordoy, quien entre mates y anécdotas, nos contó de sus comienzos.
“Cuando era chico me hicieron un test vocacional y me dio dos opciones: toda la parte contable o la parte de salud”, comenzó relatando el profesional, consultado sobre el origen de su vocación. “Médico nunca me gustó ser, me interesaba pero no me atrapaba. Empecé Veterinaria y en ese momento, a partir del tercer año, se podía seguir una carrera que es Bacteriología, yo soy bacteriólogo, y eso me encantó”.
El doctor Pérez Bordoy recordó que terminó la carrera de Veterinario en la Universidad de La Plata en tiempo exacto, es decir 5 años, y luego en tiempo récord terminó Bacteriología, ya que en dos años finalizó las 15 materias de la misma. “Estaba como loco, vivía dentro de la Facultad pero me encantaba, y es lo que me gusta. Me gusta más la bacteriología que los análisis clínicos”, admitió.
¿Bacteriólogo o bioquímico?
Consultado sobre la diferencia entre los títulos de bacteriólogo y bioquímico, el doctor Pérez Bordoy comentó que antes el título tenía el mismo alcance. “Hoy no existe más la carrera de Bacteriología, existe Microbiología, que puede hacer todos los análisis de bacteriología y de humanos, pero no puede hacer análisis clínicos -una glucosa, un colesterol- porque no tienen incumbencia las firmas. Mi carrera sí, pero es mucho más especializada en virología”.
La bacteriología estaba formada por distintas carreras: para llegar a Bacteriología un estudiante debía ser veterinario, bioquímico, médico, farmacéutico, biólogo, zoólogo. “Eran distintas profesiones que nos juntábamos en una y cada uno aportaba lo suyo, entonces se elevaba muchísimo el nivel, veíamos y aprendíamos de todos”.
Vuelta a Suárez
La idea de Roberto siempre fue volver a su lugar de origen, ya que no le gusta esperar el colectivo. “En La Plata esperaba 20 minutos o media hora un micro y eso lo odiaba”, ´manifestó.
Sus inicios a su regreso fueron en la fábrica láctea de la ciudad, en el año 1979. “Empecé a trabajar en el año en Ilsua. Estaba haciendo el Servicio Militar en el ARA Pringles y venía dos o tres veces por semana a hacer los análisis de grasa en Ilsua, así arranqué. Estuve 20 años hasta que cerró”, recordó. “Luego empecé en un laboratorio con Susana Lapenta, y el 6 de diciembre de 1984 inauguré mi laboratorio en calle Brown. Fue muy lindo, pasé de tener 3 o 4 pacientes por semana a tener 30”.
Nueva casa
El laboratorio siempre funcionó en dos partes: una realizando análisis clínicos a personas, y otra con los análisis veterinarios, que en sus inicios funcionaban en la esquina de Alberdi y Sixto Rodríguez. “En ese momento estaba yo solo y me costaba estar en dos lugares. Ahora está Lautaro (su hijo), por eso hice esta parte, son los dos laboratorios separados por disposición de SENASA (clínicos y veterinarios) pero totalmente integrados. Además veo todo el movimiento porque está vidriado”, aseguró el profesional.
En el laboratorio se realizan todo tipo de análisis clínicos, salvo algunos específicos que se derivan a Bahía Blanca o Buenos Aires, también analizan agua.
Casi una familia
El laboratorio cuenta con tres empleados que ya son casi parte de la familia. “Empezamos a trabajar con Eduardo, que es el más viejo que está, cumple 39 años con nosotros en mayo, después hubo otro bioquímico que fue Fernando Munch que hoy vive en Río Turbio, luego vino Jorge, que en diciembre hizo 33 años que está con nosotros, y hace como 15 o 17 años que está Claudio”, mencionó. Además, hace 8 años que está su hijo Lautaro, que es veterinario especialista en diagnóstico de laboratorio de animales.
“Yo hice esto pensando que él venía y tardó más de la cuenta, pero cuando llegó incorporamos una sala nueva para hacer otro tipo de análisis que se llama PCR, fui delegando el trabajo”, agregó. “Estoy muy contento, hemos incorporado nueva tecnología, nueva maquinaria, dentro de todo lo mejor”.
El festejo
“Por estos 40 años estoy agradecido a toda mi familia, a los chicos, a mi mujer, al público que me acompaña… todavía tengo la paciente número 1. Te conocés tanto que tenés un trato más que de paciente, como si fuese casi familiar”, aseveró Roberto, añadiendo que para festejar este aniversario tienen preparados algunos eventos importantes.
El 22 de marzo tendrá lugar una charla sobre diarrea viral bovina, que se realizará en conjunto con el laboratorio Vetanco. Es un taller pura y exclusivamente para veterinarios.
En mayo recibirán a Marcos Fiotto, un especialista en animales exóticos, para la línea de pequeños animales. “Es un chico que se formó muy bien y es autodidacta. Hoy da charlas en Nicaragua, en todos lados, va a ser un gusto tenerlo”, informó Lautaro Pérez Bordoy. “En junio, estamos terminando de cerrar el convenio con otro laboratorio, que sería de diarrea neonatal en terneros. Hay otra de tuberculosis bovina para septiembre/octubre”.
Y para para octubre, ya que el 9 es el día del bacteriólogo, vendrá a disertar un ex profesor de micología del Dr. Roberto Pérez Bordoy, en conjunto con otras personas, para hablar de zoonosis. “No sabemos si va a ser un curso o una charla, pero esa va a ser la forma de festejo”, cerró el profesional. “Una vez escuché a un gran profesor decir que el poder está en el saber, si vos sabés mucho tenés que transmitirlo. Si contás lo que sabés, es lo mejor para el desarrollo de la sociedad”.
