Fuerzas del Cielo, we have a problem

Por Alejandro Borensztein Habrá que aprender a hacer polítcia sin insultos ni escraches ni agravios. Para eso estaba el kirchnerismo que lo hacía fenómeno.
Entre los mensajes sagrados que bajan del cielo y la realidad
Entre los mensajes sagrados que bajan del cielo y la realidad

En estos tiempos no conviene andar abusando de las Fuerzas del Cielo. Una cosa es invocarlas y otra muy distinta es depender de ellas. Ni hablar si te jugás todas las fichas a que el poder divino te resuelva los problemas.


Si el rechazo a la Ley Ómnibus y su posterior retiro fue una maniobra genial del gobierno que va a terminar con Milei cantando falta envido con 33 de mano, nos sacamos todos el sombrero. Pero si esto fue una chapucería improvisada creyendo que las Fuerzas del Cielo les iban a abrir el camino y resolver el tema, habrá que ir enseñándole a esta gente que así no son las cosas. Le funcionó a Moisés en el Mar Rojo pero eso fue hace mucho tiempo. Hoy no es más así, ni en política ni en ninguna otra actividad.


Por ejemplo, el Dibu Martínez, además de ser un fenómeno como arquero, es un gran atajador de penales. Si las Fuerzas del Cielo lo ayudan a adivinar el palo, mucho mejor, pero si va a depender de eso para atajar un penal seguramente no va a agarrar ninguno. Como buen arquero de Chacarita que fue, Milei debería saberlo.
 
Si vamos a esperar a que las Fuerzas del Cielo apaguen por sí solas el 211,4% de inflación anual que dejaron Alberto, Cristina y Massa estamos fritos. Pueden orientar, inspirar y hasta tirarnos una soga, pero si Caputo no tiene un plan integral con todas las medidas necesarias y no lo explica como corresponde, es muy difícil que esto salga bien.


Uno le pone onda porque todos sabemos que la alternativa a esta gente son los malandras de siempre, pero si el gobierno cree que la solución es “hacer lo mismo pero más rápido”, como dijo el Gato, sería bueno que entiendan que “más rápido” puede ser pero que “lo mismo” seguro no, porque van a terminar volviendo los tipos que trajeron la inflación a la Argentina, con Cristina a la cabeza. Ya nos pasó. Por eso tenemos que ayudarlo a Javi. Y él, a su vez, se tiene que dejar ayudar.


Una vez más, el rol del buen ciudadano es estar atento al malentendido que suele haber entre los sagrados mensajes que descienden de las Fuerzas del Cielo y lo que terminan entendiendo los boludos que están abajo en la Casa Rosada, en este y en todos los gobiernos.


¿Caputo califica para ministro de economía? La verdad es que el tipo es un economista de mitad de tabla, pero el presidente lo eligió y está en su derecho. Le quiso dar otra oportunidad. Generoso Javi. Habrá que ver si, cuando las Fuerzas del Cielo le dan las indicaciones, Caputo las sabe interpretar.

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Por ejemplo, cuando los textos sagrados dicen: …"y Dios castigó a los fenicios obligándolos a caminar sin descanso por las resecas estepas hasta purgar sus pecados…” no significa que debían sacar todos los subsidios al transporte en el interior. No es tan literal la cosa.


Analicemos. El subsidio para el interior (sin el AMBA) representa, bondi más bondi menos, unos 100 palos verdes al año. O sea que toda la guita que el Estado Nacional transfiere al interior del país para subsidiar a las empresas de transporte es menos de lo que vale un volante central del Real Madrid.


Por supuesto, a la hora de bajar el gasto todo suma, pero acá es donde hay que saber interpretar a las Fuerzas del Cielo y ser vivo. Sabiendo que el tema era un asunto menor, lo que debió haber hecho Caputo, o algún otro del gobierno, es llamar al gobernador de Córdoba y decirle: “mirá Llaryora querido, yo te puedo cortar los subsidios al transporte en un minuto y dejarte en bolas, pero como soy buena gente te los prorrogo por 6 meses más, ¿ok?… y vos nunca más te pasás de vivo conmigo, ¿dale?”. Y le dejás la espada colgando sobre la cabeza. Eso hubieran hecho tanto Moisés como mi tía Jieshke.


Con solo 100 palos verdes engrampaste a los gobernadores y después los esperás tranquilo sabiendo que tarde o temprano van a venir a pedir que les tires una anchoa por cifras mucho mayores. Por ejemplo, te llama desesperado el gobernador Zamora de Santiago del Estero para manguearte un ATN (Aporte del Tesoro Nacional) y la respuesta es fácil: “Uhhh, Gerardo querido, no te puedo ayudar porque recordá que acabo de renovarte el subsidio al transporte… ahora no hay más plata mi amor, lamentablemente tenés que achicar gastos. La próxima vez que quieras ir a Pinamar, en lugar de usar el avión sanitario de la provincia, vas a tener que tomarte el Chevallier, ¿tamos?…”


Mientras tanto, vas negociando las leyes que necesitás y te apoyás en los eventuales aliados políticos que van apareciendo. Sin insultos ni escraches ni agravios que para eso estaba el kirchnerismo que lo hacía fenómeno. Nosotros los buenos nos portamos bien, por eso somos los buenos.


Y a las Fuerzas del Cielo hay que usarlas con sabiduría. Por ejemplo, cuando los textos sagrados dicen “…Y al amanecer Nuestro Señor reunió al pueblo y les preguntó a viva voz si querían ser hombres libres…” no significa que el gobierno deba convocar a un plebiscito. No funciona así.


Sáquense la idea de la cabeza porque no hay nada más peligroso que un plebiscito. Últimamente los pueblos tienen bronca y cuando les das la oportunidad lo expresan. Y te dicen NOOOOOOO!!!
Boric ganó las elecciones en Chile prometiendo una nueva Constitución y una vez que la redactaron, llamaron a un plebiscito para aprobarla y los mismos que lo habían votado le dijeron ¡NO!


Años atrás, en Colombia firmaron un acuerdo de paz entre el gobierno y el elenco de “Scarface”, armaron una ceremonia a la que asistieron todos los presidentes latinoamericanos y después, con los hechos consumados, hicieron un plebiscito para preguntarle al pueblo si estaba de acuerdo. ¿Que contestaron los colombianos? ¡NO!


Pinochet en 1988 y Chávez en 2007 también plebiscitaron pavadas por sí o por no. ¿Respuesta para ambos demócratas? ¡NO!


En 1990, el Gobernador Cafiero le preguntó a los bonaerenses si querían reformar la Constitución Provincial. Respuesta: ¡NO!! Lo mismo intentó el gobernador Rovira de Misiones en 2006 y los misioneros, de la mano del obispo Piña, respondieron ¡NO!


Los uruguayos, en 1989 hicieron un plebiscito para derogar la ley de caducidad que impedía juzgar a los militares de la dictadura. Respuesta: ¡NO! Lo raro del caso es que 20 años después, en 2009, volvieron a plebiscitar el mismo tema. Respuesta del pueblo: ¡¡NOOOO!!! O sea, “ya te dije que NO ¿cuantas veces más te lo tengo que decir?”
Los griegos gritaron ¡NO! en su crisis de 2015 y a Evo Morales le dijeron ¡NO! en su plebiscito reeleccionista de 2016.


Los escoceses, que se pasaron siglos tratando de zafar del Reino Unido, en 2014 convocaron a un plebiscito para preguntarle al pueblo si realmente quería la independencia o no. Respuesta insólita: ¡NO! Ni hablar de lo que pasó en Inglaterra cuando le preguntaron al pueblo si le gustaba ser parte de la Unión Europea.
 
La excepción a la regla fue Alfonsín en 1984 cuando el 82% de los argentinos le dijo SI al acuerdo con Chile. Pero era Alfonsín. Sabía.


En otras palabras, hay que saber interpretar a las Fuerzas del Cielo y usarlas en su medida y armoniosamente sin olvidarse nunca de que esto es política.
Moraleja: para los profundos asuntos humanos que no tienen precio, nada mejor que las Fuerzas del Cielo. Para todo lo demás existe Pichetto.
 

 

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