Rogá que no te pase nada cuando viajás con Aerolíneas Argentinas

En tiempos donde su existencia es debatida, tuve una experiencia bastante desafortunada con la empresa aérea estatal. MDZ
Un avión atacado por el temporal en Buenos Aires
Un avión atacado por el temporal en Buenos Aires

Cuando uno planea sus vacaciones lo hace casi con la ilusión de un niño pensando que todo va estar genial. Después de todo, son meses o años de trabajo, de ahorro y ahí están todas las expectativas puestas. 

Hace algunos días volvimos junto a mi esposa de nuestras vacaciones en Barra de Tijuca, un balneario cercano a la gran Río de Janeiro, en Brasil, y el viaje hasta allá lo contratamos con Aerolíneas Argentinas. 

Justo el regreso coincidió con el terrible temporal que afectó fundamentalmente a Bahía Blanca y que luego se extendió a Buenos Aires, donde habrán visto el desastre que hizo en Aeroparque, casualmente sólo en los aviones de Aerolíneas, por un tema con los frenos dicen.

Esa situación fue lo que provocó una serie de infortunios y manejos irregulares por parte de la empresa en el vuelo AR 1263 que tenía como destino el aeropuerto de Ezeiza. 

Debido a los problemas climáticos, el vuelo aterrizó en el aeropuerto de Montevideo, en Uruguay, y estuvo estacionado en pista por el lapso de una hora, con todos nosotros arriba. El piloto nos avisó que iba a intentar despegar, pero en el recorrido de la pista el temporal ya estaba en el lugar y no pudo hacerlo, lo que provocó que desembarcáramos en dicho lugar.

Comúnmente lo que sucede en estos casos, si no hay vuelos disponibles y hasta que las condiciones mejoren, es alojar a los pasajeros en un hotel del lugar, hasta poder reprogramar la ruta. No fue lo que sucedió. 

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Nos tuvieron durante cuatro horas sin avisarnos nada, con un voucher de U$S 16 dólares para desayunar en el lugar y luego de ese tiempo nos informaron que iban a contratar tres colectivos para llevarnos hasta el lugar donde zarpa Buquebus para cruzarnos por el Río de la Plata y llegar a las 22hs. a Buenos Aires. 

Claro que no todos los pasajeros iban a Buenos Aires. La mayoría de las conexiones con otras provincias se habían caído y ante la consulta sobre cómo proceder, nos decían que nos iban a informar en breve. También nos dieron otro voucher por U$S 22 para almorzar. Vayan sumando los costos. Pueden entrar a Buquebus y ver los tickets para saber cuánto gastaron en más de 100 personas. 

Lo cierto es que cuando arribamos, no a las 22 sino a las 23.10, a la estación de Buquebus en Buenos Aires, y luego de un día agotador (calculen que el avión tenía que despegar a las 23.55 del día anterior desde Río de Janeiro), no había nadie ni ninguna información sobre qué debíamos hacer los que teníamos conexión con otros destinos. En los días subsiguientes tampoco tuve ninguna información.

Yo no sabía que por inclemencias climáticas y según una disposición que voy a poner en el párrafo que sigue, una aerolínea te puede dejar a medio camino. Sí sabía que te puede reprogramar el vuelo y demás, pero dejarte varado en un lugar, era la primera vez que me pasaba. Para poner un ejemplo: supongamos que estás por ir a Miami. Podría darse el caso de que el avión descienda en Panamá por inclemencias climáticas y allí te dejen. Y vos tenés que resolver cómo llegás a Miami. Con todos los costos que eso implica.  

A continuación la argumentación textual en respuesta al reclamo: “Al respecto, le informamos que la incidencia del vuelo se debió a condiciones meteorológicas adversas. Entendemos los inconvenientes que la alteración de nuestra programación pudiere haberle ocasionado, no obstante le informamos que, de acuerdo a lo establecido en las Condiciones Generales del Contrato de Transporte Aéreo - Resolución 1532/98 del MEyOySP - art 12) inc.a) , modificado por la Resolución ANAC 203/13, no corresponde al transportador otorgar servicios incidentales ni se contemplan compensaciones por esta incidencia”.

La cuestión es que tuvimos que contratar un hotel para pasar esa noche en Buenos Aires y luego volver a Mendoza en colectivo, ya que no habían vuelos disponibles y estábamos en falta con nuestras obligaciones laborales, algo que luego también nos trajo consecuencias económicas.

Al final en las vacaciones descansamos, pero Aerolíneas Argentinas se encargó de arruinarnos un poco bastante ese momento esperado.

 

Federico Lancia

 

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