La disfunción eréctil es la incapacidad para lograr o mantener una erección. Y pese a que en el origen del problema suelen interactuar causas físicas y psicológicas, muchas veces el tratamiento apunta a atender solo al componente biológico. Una pastilla y problema ¿resuelto?
Los autores de un artículo publicado en Current Directions in Psychological Science afirman que no y que el abordaje de los aspectos psicológicos involucrados en la disfunción eréctil (tanto como causa y/o consecuencia) requieren más atención.
"Las intervenciones psicológicas son prometedoras para el tratamiento de la disfunción eréctil, pero se necesita más investigación para ayudar a establecer su eficacia", plantea Marcos Allen, de la Escuela de Psicología y Estudios Terapéuticos, de la Leeds Trinity University (LTU, de Inglaterra), autor principal del artículo.
Junto a Alex Madera (también de la LTU) y David Sheffield (de la Universidad de Derby) realizaron una revisión de la evidencia actual sobre la "experiencia psicológica de la disfunción eréctil".
Qué es la disfunción eréctil
La disfunción eréctil (DE) se define como una incapacidad constante o recurrente para lograr o mantener una erección suficiente para alcanzar la satisfacción sexual.
La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (el DSM-5) considera que los síntomas deben persistir durante más de 6 meses y causar un malestar significativo para calificar como DE.
Se trata de un problema crónico muy prevalente, que afecta a cientos de millones de varones en todo el mundo. Y el riesgo aumenta a lo largo de la vida adulta: mientras que antes de los 30 años afecta a uno de cada cinco, a partir de los 60 alcanza hasta al 80%, precisan los autores.
Y dicen que si bien la DE se suele clasificar como de origen biológico o psicológico, "la mayoría de las veces refleja una combinación".
Causas físicas
Entre las causas físicas más comunes de la disfunción eréctil se encuentran las enfermedades cardíacas, la obstrucción de vasos sanguíneos (ateroesclerosis), el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, lesiones, enfermedades oncológicas y neurodegenerativas (y sus tratamientos), testosterona baja, entre otras.
Causas psicológicas
Pero el cerebro ejerce un rol clave en la activación de la serie de sucesos físicos que provocan una erección. En ese sentido, varios son los factores que pueden interferir en los sentimientos y la excitación sexual y provocar o empeorar la disfunción eréctil.
La depresión, ansiedad u otras afecciones de salud mental, el estrés o los pensamientos intrusivos durante la actividad sexual, se cuentan entre los más frecuentes.
Hasta hace poco, dicen los autores de la investigación, "se le había prestado relativamente poca atención" a los aspectos psicológicos vinculados a la DE.
Un vínculo de ida y vuelta
"Los investigadores a menudo pasan por alto estos causas psicológicas y sus tratamientos a favor de los componentes biológicos y suelen atribuir causas a uno u otro, en lugar de tener en cuenta cómo interactúan estos factores", sostienen los autores del artículo.
Por ejemplo, los hombres con más inestables emocionalmente y menos extrovertidos enfrentan un mayor riesgo de disfunción eréctil, sugieren los estudios.
A su vez, esos hombres también son más propensos a adoptar conductas nocivas para la salud, como fumar y la inactividad física, hábitos que se sabe contribuyen también a la disfunción eréctil, apuntaron Allen y sus colegas.
Mientras que el estrés crónico y la depresión también pueden contribuir a la disfunción eréctil, ya que el estrés puede elevar los niveles de cortisol y aumentar la actividad del sistema nervioso, lo que puede alterar los procesos eréctiles.
Y sumaron que la ansiedad por el desempeño (el "rendir" en la cama) puede es otro de los factores que puede interferir las señales cerebrales que inician y mantienen una erección.
Cómo impacta la disfunción eréctil
Pero así como la DE puede tener causas psicológicas, también hay evidencia de que la experiencia de disfunción eréctil se asocia a efectos psicológicos negativos, dicen Allen y sus colegas.
"Puede hacer que quienes la padecen se sientan castrados, avergonzados y humillados. Pierden la confianza en sí mismos y cae su autoestima, crecen los sentimientos de aislamiento y soledad, aumenta la depresión y disminuye su bienestar objetivo."
Muchos -escriben los autores- dejan de tener intimidad con sus parejas, quienes a su vez pueden sentirse rechazadas, frustradas, poco atractivas, no amadas.
Estos factores, entre otros, refuerzan la necesidad de realizar más investigaciones "para ayudar a comprender cómo los factores psicológicos contribuyen y podrían estar implicados en el tratamiento".
Un tema pendiente en la consulta
Los autores de la revisión publicada en la revista de la APS (Association for Psychological Science) destacan que diversas investigaciones encontraron que la mayoría de los médicos de cabecera no preguntan directamente sobre la disfunción eréctil a sus pacientes.
Desde el otro lado, una serie de factores psicológicos pueden impedir que los pacientes pongan el tema sobre la mesa en el consultorio. ¿El más frecuente? "Sentirse demasiado avergonzado".
La investigación clínica ha dado a luz una variedad de tratamientos biológicos, incluidos suplementos de testosterona, medicamentos como el Viagra y bombas de vacío para la erección.
Según una investigación publicada en 2016, muchos hombres informan no estar satisfechos con su tratamiento para la disfunción eréctil, dado el gran énfasis puesto en los inhibidores de la PDE5 (como el sildenafil -Viagra- y tadalafil).
Los eventos adversos leves asociados con esos fármacos incluyen dolores de cabeza, congestión nasal, enrojecimiento y dispepsia, que experimentan entre el 10% y el 25% de los pacientes, reporta un estudio.
Los tratamientos psicológicos, incluidas las terapias cognitivo-conductuales, de pareja y grupales, han arrojado resultados mixtos en los estudios, reconocieron los autores.
No obstante, Allen y sus colegas dicen que la interacción de las causas y tratamientos psicológicos y biológicos para la disfunción eréctil está poco investigada. También piden más investigaciones con poblaciones diversas, incluidas personas no binarias y transgénero.
"Estudios adicionales sobre los enfoques de tratamiento de los médicos de cabecera podrían ser beneficiosos para ayudar a que el tratamiento psicológico se generalice", afirman.
En última instancia, "es importante recordar que la disfunción eréctil es un problema común que afecta a personas de todas las edades", sostuvo Allen.
Y concluyó que "incorporar al régimen de tratamiento tratamientos psicológicos como la terapia de pareja podría ser realmente beneficioso para tratar la disfunción eréctil y mejorar los estados psicológicos de las personas afectadas".