“Patricia Bullrich va a ser presidenta”.

Entrevista a Luis Brandoni. Por Osvaldo Bazan
“Patricia Bullrich va a ser presidenta”.

Una nochebuena en la casa de Robert de Niro; la crítica descarnada a una película argentina; el homenaje cariñoso a Pepe Soriano; la vuelta del exilio por un motivo muy particular o el recuerdo de un secuestro en una habitación con retratos de Hitler, cualquier tema sirve para que Luis Brandoni despliegue su histrionismo, su emoción, su don de gentes. Eleva el tono a veces, lo hace íntimo otras; abre los ojos, se extiende sobre la mesa.

No está actuando.


Es así.


Todo expresión.


El caso más conmovedor de que “lo que digo con el pico, lo sostengo con el cuero”.

Sería imposible -pero tan sanador- que todos los argentinos tuviesen la suerte de pasar al menos una hora conversando con Luis Brandoni. Después de la charla que mantuvimos en un bar del que se lo nota habitué, quedé con la sensación de que debería haber pagado entrada por ese show unipersonal, absolutamente honesto, vital y móvil pero no mínimo.

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Lleva 83 años protagonizando alegrías y tristezas de un país al sur, este país. Y por lo que se ve, tiene ganas y fuerza para seguir por muchos años más porque no sólo es historia para Brandoni, que está lleno de futuro.

De hecho, esta entrevista fue concertada de un día para otro porque el actor está preparando las valijas, lo que lo hará interrumpir por dos semanas las exitosas funciones de “Parque Lezama” que viene realizando junto con Eduardo Blanco y dirección de Juan José Campanella en el teatro Politeama de Buenos Aires. Ya se está yendo a San Sebastián, a acompañar la presentación de la serie “Nada” en el festival español, anticipando lo que se verá desde el 11 de octubre en la señal Star+, donde comparte protagónico nada menos que con Robert de Niro.

– Me llamó uno de los directores (Mariano Cohn y Gastón Duprat) justo cuando venía para acá y me dijo que ya está el…nosotros le decíamos “la cola”, ¿lo tenés ahí en el teléfono?

Vemos el avance, se ríe, está contento con el trabajo.

No es nueva la relación entre los dos actores. Se conocían desde 1985, cuando De Niro vino a filmar “La Misión”. En 1987, Brandoni y su mujer de entonces, Marta Bianchi, estaban en Nueva York haciendo unas escenas para la película “Made in Argentina”. Compartían filmación con Frank Vincent (el “Billy Bats” de Buenos Muchachos, el “Frankie Marino” de Casino; el Phil Leotardo de Los Sopranos, el “Salvi” de Toro Salvaje, o sea, un viejo conocido de De Niro). Ensayaron durante la tarde en el hotel donde paraba el argentino, después Marino, que no era de Nueva York, fue a cenar al restaurante de De Niro y éste, cuando lo vio, le preguntó qué estaba haciendo en la ciudad. “Estoy filmando una participación en una película argentina”. Cuando De Niro se enteró que Brandoni estaba allí no lo dudó y le dijo: “Decile que me llame”. Como estaba en vísperas de Navidad, De Niro lo invitó a pasar la nochebuena en su casa, con toda su familia.

– Pasamos una noche maravillosa, son esas cosas que tenemos en común aunque no lo sepamos, la gente de origen italiano, invitamos a casa. De hecho, el también vino a comer a mi casa en Buenos Aires y se apareció con una cámara de fotos. Le pregunté “¿Para qué traés la cámara?” y se sacó él fotos conmigo. Otra vez me llamó para decirme que venía a Buenos Aires, yo estaba en Punta del Este y se vino para allá, pasamos 5, 6 días juntos, y es muy buena gente. Lo más impresionante es que por la calle no lo reconocen, no va por la vida como “actor”, no tiene “cara de actor”. Es extraordinario.

– ¿Cómo fue cuando te dijeron que ibas a trabajar con él?

– Lo primero que hicimos fue una escena muy linda en una parrilla de barrio, lo tomé como un hecho natural, era trabajar con un amigo. Recién en la segunda escena me dije “¡estoy filmando con De Niro!”, un actor extraordinario, que sabe hacer comedia, que conoce el oficio de una manera extraordinaria. Lamento mucho que por la huelga de actores en Estados Unidos él no pueda ir al festival de San Sebastián, pero son muy duros con eso, no puede ni dar entrevistas.

– Paradójico ¿no? Que en Estados Unidos donde los actores tienen tanto trabajo hagan paro, y acá donde cada vez tienen menos trabajo, la Asociación de Actores no se queje.

– No existe acá la Asociación. Después que me fui la rebauticé La Asociación Kirchnerista de Actores, que es lo que es. No dijeron una palabra. Hoy no hay una serie en la televisión, nada, no hay un solo actor. La televisión abierta se ha transformado en una emisora de noticias policiales. No hay otra cosa.

Lo llama por teléfono su hija Micaela; el tema, el fallecimiento de Pepe Soriano. A Brandoni se le humedecen los ojos.

– Se murió el mejor actor argentino. El mejor de todos. Una vez lo llamó un director español para hacer una película sobre un personaje que existió, un doble de Francisco Franco (Espérame en el cielo, dirección: Antonio Mercero). Le dijeron ‘no te preocupes, te vamos a doblar la voz’. Pepe dijo que no iba a hacer falta, le volvieron a decir que no se preocupara. No lo tuvieron que doblar, ¡un argentino haciendo de Franco y no lo doblaron!¡Decime qué actor español puede venir a hacer de Perón y que no lo doblen!

– Trabajaste mucho con Pepe, entre otras cosas en teatro “Conversaciones con mamá” y claro, “La Patagonia Rebelde” en cine.

– En un momento difícil…

– ¿Es cierto que dieron “La Patagonia Rebelde” en la embajada de México, frente a un montón de embajadores de países que en ese momento tenían gobiernos militares?

– Sí. Yo estaba exiliado (se tuvo que ir del país de un día para otro, en septiembre del ’74, bajo el gobierno peronista, amenazado por la agrupación peronista Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A) en México y el embajador no estaba en la línea oficial del gobierno argentino. Me hice amigo del agregado cultural de la embajada, Javier Fernández, que me llama y me dice: “Usted sabe que a los locos hay que seguirles la corriente, ¿no? Se va el embajador, va a hacer una despedida y estarán todos los embajadores. ‘¿Usted tiene la película esa “La Patagonia Rebelde”, porque la quiere dar en esa fiesta?’. Tuve que salir a buscar un proyector profesional. Creo que en ese momento, salvo Venezuela, eran todos gobiernos militares, no entendían nada, preguntaban ¿qué nos quiso decir el embajador con esto? Un quilombo.

– ¿Vos conseguiste la película?

– Yo la tenía porque intenté ver si la podía vender, y efectivamente la vendí.

– Ah, se vio en México.

– No sé, porque a los diez meses de exilio me volví.

– Supongo que todos te decían que no volvieras, que la situación no estaba para eso.

– Volví a los diez meses del exilio, ya en dictadura, mientras los capitostes del peronismo tardaron diez años en volver y ¿sabés por qué volvieron?, por una situación muy particular. Porque ganó Alfonsín, sino no volvían.

– A los pocos meses de tu regreso se instaló la dictadura, ¿para qué volviste, si ya estabas trabajando bien en México?

– Volví para verlo a River campeón después de 18 años…y ¡fui a la cancha! (se ríe)

– ¿Ya te habían secuestrado?

– No, eso fue después, en la dictadura.

– Paradójicamente estabas haciendo con Marta Bianchi y Chela Ruiz una obra que se llamaba “Segundo tiempo”, como el último libro de Macri.

– (Piensa, ríe) Sí, tenés razón. La escribimos en el exilio, era sobre un matrimonio. Y ahí nos secuestraron, en plena dictadura, a la salida del Teatro Lasalle.

– Ya habías estado exiliado y te pusiste a hacer teatro en plena dictadura, ¿cómo era trabajar así?

– Era lo único que podía hacer, estaba en las listas negras, no podía hacer televisión, cine ni teatro estatal. No nos hacían reportajes. Un solo reportaje me hicieron por eso siempre que puedo lo cuento. Fernando Bravo tenía un programa, creo que en Radio Rivadavia; no sólo nos hizo un reportaje sino que mandó un móvil al teatro, hicimos un reportaje con Inda Ledesma. No lo voy a olvidar, hay que tener huevos para algo así. La única publicación que dijo que yo estaba prohibido fue la Revista Radiolandia, dirigida por Ricardo Olivera, siempre lo voy a agradecer. Esa noche del secuestro había venido (el humorista español ya fallecido) Gila a vernos. Marta, mi mujer, fue a buscar el auto y volvió diciendo que nos estaban esperando, pero ¿qué íbamos a hacer?, no nos podíamos quedar en el hall del teatro. En eso vuelve Gila diciendo que no le arrancaba el auto, cosa que aún hoy estoy dudando, supongo que lo hizo para cuidarnos, entró al Renault 12 mío, fue un gesto de acompañamiento. Vino con su mujer, el asistente de dirección, una amiga de Marta que nos fue a buscar al teatro para cenar después en casa. A las dos cuadras, nos pararon, nos separaron, nos llevaron varias horas con el jefe de la Triple A, Aníbal Gordon. Me vendaron, me tiraron al piso del auto. Recuerdo que habíamos entrado en un lugar cerca del ferrocarril. Después supe, era Automóviles Orletti (el centro clandestino de detención y tortura en Floresta) En la oficina había retratos de Hitler. Salimos de ahí de pedo, me enteré muchos años después. A Gila lo bajan de mi auto y se va urgente a telefonear a Emilio Alfaro que llamó su amigo, el general Arturo Corbetta, una rara avis en el mundo castrense argentino de la época.

A él le debió su liberación, aunque no se enteró hasta mucho después de que Corbetta muriera. El militar no le dijo ni a Emilio Alfaro que había hecho gestiones para que no desaparecieran a Brandoni, que terminaba de escuchar de boca de Gordon: “Nosotros somos la Triple A. Te dijimos que te fueras y vos te cagaste en nosotros, volviendo. Ahora nosotros nos vamos a cagar en vos”

– Te amenazan, te exiliás, volvés, te secuestran, y así y todo, ¿no te vas?

– Nos tiraron a dos cuadras de casa. Marta me dice “ahora sí nos vamos”. Y yo dije “ahora no nos vamos nada, si zafamos de esto, ya está. Esa misma noche hicimos la función, con Chela Ruiz que también tenía muchos huevos.

– Habiendo pasado por todo esto, y por lo anterior y lo posterior, ¿cómo sentís ahora cuando te dicen “viejo facho de derecha”?

– Me causa gracia porque son unos ignorantes y porque son peronistas. No soy peronista, ése es el tema. Cuando fui secretario general del gremio de actores tenía 32 años y no pertenecía a ningún partido, no era prioritario eso. Había de todos los partidos, estábamos ad honorem (casi se para del otro lado de la mesa, sube la voz) AD HONOREM, 11 años estuve ahí. No pedí plata para el exilio, nada, y lo bien que hice. La casa de Actores es un lujo, la compramos nosotros, no hay nada que lo recuerde. Cuando renuncié porque no se podía tener un cargo político al mismo tiempo, no dejamos ni un peso de deuda y 80 mil dólares en el banco.

– ¿Y cómo es trabajar hoy con actores que piensan así?

– Eso por supuesto. Qué sé yo, hay cosas absurdas. Yo trabajé con este mamarracho que quería pasar con un camión por la 9 de julio, cómo es…

– Dady Brieva.

– Dady. Estábamos haciendo la película “4×4”. Estábamos cenando y hablábamos de tango, que es mi música, de toda la vida y él escuchando dice (lo imita, sonríe canchero, abre los brazos) “¡¡Pero…vos tenés que ser peronista!!” me dijo. Una cosa de locos, como me gusta el tango, tengo que ser peronista.

– Una idea peronista de la vida, totalizadora.

– Yo lo comento cada vez que puedo. Era chico, nací en los ’40, escuchaba radio como loco porque en la radio pasaba todo. Y yo lo escuché a Perón dando los discursos, eh, lo escuché decir que para los amigos todo, para los enemigos ni justicia. Y bueno, trabajo con Dady, en lo posible no hablamos de política…y ellos trabajan conmigo también, que era lo que pasaba siempre y que sólo se interrumpió con el peronismo.

– Y volvió con el Kirchnerismo. Ahora bien, pasó mucho tiempo, fuiste diputado radical y ahora tenés un apoyo concreto a Patricia Bullrich, ¿por qué?

– Porque forma parte de este acuerdo político donde está mi partido, al que pertenezco. Me gustaría que el candidato sea radical pero no tenemos candidatos. El único que podía ser es el mendocino Ernesto Sanz, pero lo jodió tanto el radicalismo que se fue. Espero que pueda volver porque hace falta.

– ¿Como ves al radicalismo?

– (Se exalta)¡Bien!,¡Extraordinario, qué querés que te diga?! 130 años de vida y después de 30 años de no mojar nunca, en Santa Fe gana por el 58 por ciento; eso es un partido, eso es un partido. Después de no sé cuántos años de no poder mojar nunca en San Luis, hoy ganó la provincia, aunque le están haciendo la vida imposible esos hijos de puta. Y además estoy con Patricia porque coincido totalmente, y la seguí mucho cuando ella fue funcionaria de De la Rúa, había que tener huevos para eso, era una muchacha joven. Y le va a ir muy bien y va a ser la presidenta.

– Hablás de los 130 años del partido y la importancia que eso tiene, pero hay una parte de la población que está apoyando a alguien que prácticamente no tiene historia política.

– Producto de 70 años de peronismo, producto de 70 años de peronismo (repite). En ese caso tengo la tendencia a hacer responsables a los padres de esos chicos que no contaron a sus hijos el Juicio a las Juntas. ¡Los padres no les contaron a los hijos a una cierta edad lo que fue el Juicio a las Juntas!, que fue un hecho que en el mundo entero fue un ejemplo. Puedo decir que yo era amigo de Alfonsín; vino muchas veces a casa. Un día estaba yo trabajando en Madrid, él pasó a visitarme. Me contó en episodio extraordinario. Se encontró a solas con el presidente de Italia y el tipo le dice “¡Finíshela con los militares!”. Después vienen los muchachos peronistas a hacer películas donde se omite la presencia de Raúl Alfonsín…esos actores trabajando ahí, donde no aparece Raúl Alfonsín por temor a que la gente aplauda en el cine. Son capaces de cualquier cosa los peronistas. El gobierno de Alfonsín le pide a la justicia militar que se haga cargo, la justicia militar no se hace cargo y por eso Alfonsín forma la CONADEP, sino ¿con qué se acusaba? Eso se hace porque había gente que asume esa responsabilidad extraordinaria y por eso se hace el juicio. En la película los militares no se hacen cargo y listo, se hace el juicio. Son capaces de cualquier cosa.

– ¿Hablaste con algún responsable de la película?

– Si hablo me enojo, porque un día le voy a decir “¿Cómo carajo hiciste, Ricardo (Darín), para hacer esa película, que es una canallada? Si no figura Alfonsín, ni ninguno que lo hizo. Como tienen el culo sucio y son cobardes porque ellos no conformaron la CONADEP porque querían la amnistía.

– ¿Ricardo Darín (protagonista de la película y productor) es peronista?

– No, creo que no. No es nada. Es más o menos, lo que puede ser. Darín el día que dijo no sé en qué revista lo del patrimonio de Cristina y después la presidenta lo llamó y él fue y le dijo “Soy un pelotudo!”…

– Siendo que fuiste amigo de Raúl Alfonsín, supongo que también lo conociste a su hijo, Ricardo Alfonsín.

– ¡Pero por supuesto, fuimos candidatos juntos!

– ¿Como lo ves hoy?

-No lo veo, no sé qué le pasó, no está bien, no está bien, no está bien (repite). ¡Una cosa inconcebible! Así como nunca se supo nada de los cinco hijos de Alfonsín mientras fue presidente tampoco se sabe nada ahora. Es gente muy seria, muy discreta, no protagonizaron ningún escándalo y ahora me gustaría hablar con alguno de los otros cuatro porque deben estar desolados “¿qué es esto?” “¿Cómo?”, “¿Qué hizo Ricardo?”. Es una cosa increíble. Me entristece mucho porque fue un gran hombre Raúl. Lo dijo muy bien Antonio Cafiero en el entierro: “No se crean que Alfonsín es de ustedes, Alfonsín es de todos los argentinos”. Tenía razón porque hoy tiene la dimensión de un prócer. Nadie esperaba su despedida, que fue el producto del sentimiento de culpa de mucha gente que iba a pedir disculpas. Yo estuve mucho tiempo al pie del ataúd y veía la cara de disculpa de la gente. En los paros de la CGT cerraban los comercios privados. Se dieron todos los gustos los argentinos contra Alfonsín.

– Hablando de la CGT, la única manifestación que hacen es a favor de Massa, el ministro que llevó la inflación a un 300% anual.

– Son peronistas. Son peronistas, capaces de hacer cualquier cosa; de hacer una película sobre el juicio a las juntas donde no aparezca Raúl Alfonsín y se mienta; una película que podía ser casi obligatoria de visión para las escuelas.

– Como dirigente sindical en su momento, tenías relación con la CGT.

– Sí, claro. Iba a las reuniones importantes, y cantaban la marcha y me queda sentado

– Tendrías que ser peronista, diría Dady.

– Llevaba cartas en mano a Rucci, donde decía que aceptábamos por disciplina gremial pero que no estábamos de acuerdo con un paro general en todo el país por la venida de Perón. Les pedí ayuda cuando me amenazaron en el teatro. Me dijeron que vaya por distintos caminos al teatro, ¡Salía en todos los diarios a qué hora actuaba! Esa ayuda me dieron..

– No te ayudaron.

– No, nada, son peronistas.

– ¿Qué decís claramente cuando decís “son peronistas”?

– Que son capaces de esas cosas.

– Hoy Milei iguala al peronismo con Juntos por el Cambio.

– Porque es incalificable. ¡Dice que los radicales somos comunistas!¡ incalificable! No le tengo ningún temor, no llega ni siquiera al ballotage.

– ¿Estás convencido de eso?

– Sí, y cada vez más.

– ¿Por qué?

– Porque nosotros cometimos la disputa entre los candidatos presidenciales de Cambiemos que fue negativa. Eso creo que no va a volver a ocurrir. Hicimos cinco banderazos espontáneos en todo el país, algo pasó.

-¿Por qué crees que Juntos por el Cambio no reivindica más esos banderazos, ese gesto de libertad?

-No sé, pero Patricia Bullrich sí los va a recordar. Y estoy seguro, va a hacer una muy buena elección en la “dendeveras”.

-¿Y por qué tantos años el peronismo sedujo a la sociedad argentina?

-No lo sé.¡70 años! Pero este es el final. Creémelo es el final del kirchnerismo. Estuvo bien Patricia cuando dijo “vamos a enterrar al kirchnerismo”

-Les cayó muy mal eso a los peronistas.

-Que les caiga mal.

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