El Tai Chi es bueno para el cerebro y el cuerpo: beneficios y 4 ejercicios para principiantes

Apto para cualquier edad, los beneficios mentales y físicos abarcan diferentes culturas y generaciones.
  • El tai chi combina la respiración con el movimiento. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times El tai chi combina la respiración con el movimiento. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times
  •  Sherry Zhang haciendo una demostración de tai chi en Manhattan. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times  Sherry Zhang haciendo una demostración de tai chi en Manhattan. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times
  •  La investigación sugiere que la práctica puede mejorar el equilibrio, la movilidad y la flexibilidad cognitiva. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times  La investigación sugiere que la práctica puede mejorar el equilibrio, la movilidad y la flexibilidad cognitiva. Foto Isabelle Zhao/ The New York Times

"Separe las crines del caballo salvaje". "Agite las manos como nubes". "Abrace al tigre, vuelva a la montaña". No son títulos de canciones ni poemas. Son los movimientos aparentemente complejos del tai chi.

Con cerca de 250 millones de practicantes, el tai chi suele citarse como una de las actividades físicas más populares del mundo. Se originó en China en el siglo XVII como arte marcial. A diferencia del karate o el taekwondo, el tai chi se centra en la fuerza silenciosa más que en el combate, lo que lo hace más accesible a las personas mayores o lesionadas.

Shirley Chock, de 48 años, empezó a practicarlo a los 20, después de romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla. Había practicado wushu kung fu, un arte marcial más acrobático que le causó la rotura, pero el tai chi le ofreció una forma de rehabilitación de bajo impacto.

Chock, antigua profesional de las finanzas nacida en Nueva York y que pasó su infancia en Taiwán, también descubrió que el tai chi era beneficioso para controlar el estrés. Al cabo de dos años, empezó a enseñarlo y acabó haciéndose cargo de Aiping Tai Chi, la escuela de Connecticut donde se había formado.

Desde entonces, "lo que más he oído decir a alumnos mayores es: 'Ojalá hubiera descubierto esta práctica cuando era más joven'", afirma Chock.

A continuación, qué es lo que hace que el tai chi sea tan útil, y cómo empezar a practicarlo cuando se esté preparado.

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Los beneficios del tai chi

El tai chi combina la concentración mental y el esfuerzo físico para desarrollar fuerza, flexibilidad y atención plena, explica Peter Wayne, director del Centro Osher de Medicina Integral y autor de "The Harvard Medical School Guide to Tai Chi".

Las posturas son erguidas y menos exigentes que muchas de, por ejemplo, el yoga.

"Como el tai chi evolucionó en términos de función física e interacción, creo que se traduce mejor en las actividades de la vida diaria, como levantar la bolsa de compras, empujar puertas para abrirlas o recoger objetos que se caen", explica Wayne.

El tai chi también se diferencia de técnicas pasivas como la meditación porque combina la respiración profunda con el movimiento, lo que, según los expertos, ayuda a calmar el sistema nervioso.

Las investigaciones sugieren que el tai chi también puede mejorar el equilibrio y la movilidad, incluso en personas con afecciones neurológicas como la enfermedad de Parkinson.

También ayuda a prevenir caídas en personas mayores. Al fortalecer los músculos circundantes, el tai chi también reduce la tensión en las articulaciones, afirma la Dra. Amanda Sammut, jefa de reumatología del Hospital de Harlem y profesora clínica adjunta de medicina en la Universidad de Columbia.

Por esta razón, se recomienda en las guías para la gestión de la osteoartritis de rodilla y cadera del Colegio Americano de Reumatología. Los estudios sugieren que dos o tres sesiones semanales pueden mejorar la depresión, la ansiedad, el bienestar psicológico y la flexibilidad cognitiva.

Dependiendo de su forma física, el tai chi puede ser tan exigente aeróbicamente como una caminata rápida de la misma duración. La práctica tiene pocos riesgos, pero conviene consultar al médico si se tienen problemas crónicos de salud.

 

Primeros pasos

El nombre tai chi hace referencia tanto a la práctica como a la filosofía subyacente del yin y el yang, según la cual no hay bien sin mal ni oscuridad sin luz, explica Chock.

Hay varios estilos, como Yang, Chen y Sun, que llevan el nombre de destacados maestros o fundadores. "Aunque existen diferencias, hay muchos más puntos en común", afirma Wayne, y no hay pruebas científicas de que ninguno sea superior.

Para los principiantes, Chock recomienda el estilo Yang; es el más popular, por lo que habrá muchas clases entre las que elegir.

No existe una certificación estandarizada para los instructores, por lo que Wayne sugiere buscar en Internet escuelas y clases.

Y propone probar al menos dos clases para asegurarte de que te sientas cómodo con el espacio, el estilo de enseñanza y tus compañeros. "El tai chi es una experiencia; hay que probarlo y sentirlo", afirma Chock.

Las clases para principiantes incluyen ejercicios básicos, introduciendo poco a poco conceptos y principios antes de pasar a coreografías sencillas. También ayuda ver los nombres de los movimientos de tai chi como herramientas que ayudan a la visualización, dijo Chock. Por ejemplo, si se hace "La grulla blanca despliega sus alas", se puede "imaginar realmente una grulla desplegando sus alas".

A pesar de la base de artes marciales, lo más probable es que no se luche. Los alumnos avanzados pueden hacer sparring contra compañeros, pero en la mayoría de las clases se enseñan movimientos individuales. He aquí cuatro apropiados para principiantes.

 

Vertido del Qi

Colocate de pie con los pies separados a la altura de los hombros. Flexioná suavemente las rodillas, levantá el pie izquierdo y da un gran paso hacia la izquierda.

Centrá el peso de tu cuerpo. Empezá a balancearte hacia delante y hacia atrás levantando los talones, luego los dedos de los pies y después los talones de nuevo.

Cada vez que te pongas en puntas de pie, llevá los brazos a la altura del pecho con las palmas hacia abajo y las muñecas blandas. A medida que  balanceás hacia atrás sobre los talones, volvé a bajar los brazos a los lados, con las palmas hacia atrás.

 

Elevar la potencia

De pie, con los pies separados a la altura de los hombros, levantá el pie izquierdo y da un gran paso hacia la izquierda. Flexioná las rodillas en una ligera sentadilla mientras levantás los brazos hacia delante, manteniendo las muñecas y las manos relajadas. A continuación, presioná las manos hacia abajo mientras estirás gradualmente las piernas.

 

Mové las manos como si fueran nubes

De pie, con los pies separados a la altura de los hombros, flexioná suavemente las rodillas mientras levantás el pie izquierdo y da un gran paso hacia la izquierda.

Estirá las rodillas y, mientras lo hacés, levantá los brazos hasta la altura del pecho, con las palmas hacia abajo y las manos y muñecas sueltas y relajadas.

Flexioná tranquilamente las rodillas hasta formar una minicuclilla, con los brazos por delante. Girá la cintura de modo que el estómago y el pecho miren hacia la derecha; al hacerlo, desplazá el peso sobre la pierna derecha y pasá la mano derecha hacia arriba y a través, delante de la cara, con la palma hacia dentro. Cuando la mano cruce la línea media, bajá el brazo.

Repita en la otra dirección, girando el torso hacia la izquierda, cargando el peso sobre la pierna izquierda y pasando la mano izquierda por delante de la cara y luego hacia abajo.

 

Lavarse con el Qi del Cielo

De pie, con los pies separados a la altura del ancho de los hombros, levantá el pie izquierdo para dar un gran paso hacia ese lado. Levantá lentamente los brazos hacia los lados y luego hacia arriba. Colocá las manos en círculo, con las palmas hacia abajo, delante de la cara y hacia el suelo. Visualizá la energía rejuvenecedora que fluye por su cuerpo, anclándose al suelo.

©The New York Times

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