Ana Belén Botta se enteró de que tenía cáncer de huesos a sus 18 años y a esa misma edad fue operada por primera vez. La trataban por molestias en la rodilla y, aunque al principio le habían diagnosticado un fibroma acuoso, después descubrieron que era un tumor. “Ahí empezó la lucha”, contó su madre, Viviana Pez, a TN. Hace dos meses, le dijeron que su hija tiene que enfrentar una tercera operación, lo que implica gastos impensados y casi inalcanzables para ambas.
Ana Belén tiene 30 años y vive en Santo Tomé, una ciudad vecina a la ciudad de Santa Fe, junto a su madre. Viviana viaja todos los días a la capital provincial a juntar dinero para la operación, el tratamiento y el viaje. De noche, de madrugada y de mañana amasa, cocina el pan que al otro día vende en las oficinas de la Municipalidad de Santa Fe. Le otorgaron un permiso, entonces puede entrar y ofrecer sus panificaciones a los empleados y funcionarios municipales.
La intervención quirúrgica de Ana Belén probablemente la cubra su obra social. “Estamos en la etapa de presentar los papeles e insistiendo para que la operación sea cubierta”, explicó la madre, que debe viajar nuevamente a Buenos Aires para realizar los trámites.
La operación de la santafesina debe realizarse en Buenos Aires, en el Instituto de Oncología Ángel H. Raffo. Allí pasó todas las intervenciones hasta el momento y es el lugar al que las derivaron desde el inicio. “A sus 18 años me mandaron desde acá directamente a Buenos Aires, me vi sola con ella en un lugar que ni siquiera conocía”, recordó Viviana.
Ana Belén debería operarse en julio, sí o sí, según el diagnóstico de los médicos, ya que el nuevo tumor es peligroso. Como ambas esperan que los costos de la operación sean cubiertos por la obra social, comenzaron a juntar el dinero para la estadía en Buenos Aires. “Tiene que estar 50 días en Buenos Aires después de la operación y lo conveniente es que yo me quede con ella”, indicó Viviana. “La obra social nos otorga solamente unos $1000 para cuatro días y para dos personas”, agregó. Por eso, ella viaja todas las semanas a vender sus panificaciones.
El costo de la estadía y todo lo necesario para el tratamiento de Ana Belén en Buenos Aires, sin incluir la operación, es de entre 500 o 600 mil pesos. Hasta el momento, juntaron poco más de 30 mil: “Necesitamos reunir el dinero para poder alcanzar esa operación”.
La lucha de Viviana: amasa de noche, vende de día
Viviana tiene más de 60 años. Hasta hace unos pocos meses trabajaba en una vivienda cuidando a una anciana, pero al fallecer la mujer, quedó sin trabajo. También se dedicaba a limpiar casas de manera frecuente, pero nunca obtuvo un puesto fijo. “Cuando cuento la condición de mi hija y comento que estoy a cargo de ella, nadie me quiere tomar”, lamentó.
Cuando se enteró de la cantidad de días que deben estar en Buenos Aires y lo que cuesta, comenzó una campaña para juntar el dinero. Además, la venta de sus productos también la ayuda para vivir diariamente. Ana Belén tiene una pensión por discapacidad, pero no alcanza para ambas. “Por suerte no tenemos que pagar alquiler, pero si tenemos impuestos, comida y otros gastos diarios del tratamiento”, relató la madre. Antes de julio, por ejemplo, deberían remodelar el baño de la casa y acondicionarlo para que Ana Belén pueda usarlo tras la operación.
Viviana hace todas las changas que están a su alcance. Hace ya unos meses que vende sus productos todos los días en la Municipalidad de Santa Fe, pero también realizan sorteos, rifas y pusieron alcancías solidarias en algunos negocios de ambas ciudades. Además, publicaron en redes sociales los medios de pago a través de los cuales se puede colaborar con ellas y la operación.
La vida de Ana Belén, entre operaciones y viajes
Ana Belén fue operada de pequeña del corazón. Según su madre, eso le trajo aparejada otras secuelas como el párkinson. “No puede trabajar en varias cosas y además es complicado también que le den trabajo”, indicó Viviana.
La joven contó a TN que buscó trabajo en varias oportunidades, pero que se le hizo difícil conseguir por su condición. Sobre su tercera operación, dijo que tiene miedo. “En la segunda, la última, tuve un infarto y no la pasé bien. Además, sé que esta es de riesgo”, añadió. A pesar del temor y de los dolores que le provoca el tumor actual, sostuvo que “hay que seguir moviéndose”, porque si no lo hace su pierna se puede entumar o agarrar una trombosis.
Acerca del dinero que necesitan para la operación, Ana Belén aclaró que ni su madre ni ella tienen un trabajo estable que les genere ingresos, por lo que no tienen otra opción que pedir la colaboración de las demás personas. “Yo entiendo que la gente a veces desconfía, porque hay muchas causas truchas, pero si tiene dudas se puede comunicar con nosotras que le mostramos la historia clínica”, aseguró. Por otro lado, indicó que si colaboran, le dan una oportunidad de estar con la mamá en Buenos Aires y las ayudan a garantizarse un techo para no estar en la calle.
“No podemos posponer la operación”, advirtió Ana Belén y pidió la colaboración de todos tanto económica como socialmente. “Tal vez si alguien no puede ayudar con dinero, puede compartir nuestras publicaciones, difundir o participar del sorteo, eso nos ayuda”, explicó y finalizó. “Si (Santiago) Maratea reunió 400 millones en días, nosotros algo podemos juntar”.