¿Estamos solos en el universo? La pregunta del millón, sin dudas.
En el transcurso de los últimos días, el fenómeno OVNI volvió a instalarse con fuerza en el imaginario colectivo. Se habla del tema, se comparten fotos y se analizan videos.
No son pocas las teorías que invaden medios y redes sociales. Hay para todos los gustos. Desde fundamentos bizarros –o menos creíbles, por llamarlo de alguna manera– como el tiktoker español Eno Alaric, un joven que asegura ser viajero del tiempo y advierte que una raza alienígena descenderá a la Tierra y se apoderará de la humanidad.
Hasta los más “convencionales”. Por caso, un jefe del Pentágono sugiere que hay una nave nodriza extraterrestre en el sistema solar. Se llama Sean Kirkpatrick y es director de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios del Departamento de Defensa norteamericano.
Junto a Abraham Loeb, de la Universidad de Harvard, manifiesta que dicha nave podría estar enviando diminutas sondas que llegan a nuestro planeta u otros del sistema solar para su exploración, en lo que implicaría una construcción operativa no muy diferente de las misiones de la NASA.
Cabe destacar, por supuesto, que dicho estudio aún se encuentra en etapa de revisión.
Pero para profundizar al respecto, La Brújula 24 habló con Andrea Pérez Simondini, una reconocida investigadora argentina del fenómeno OVNI, quien en contacto con el equipo periodístico del programa “Nunca es Tarde” enumeró variados conceptos en torno a una temática que cobra más adeptos a diario.
Primero, la renombrada ufóloga comentó que “todo esto ocurre por el abordaje actual que se da por parte de varios países, no solo de los denominados centrales, como ocurre en Sudamérica donde tenemos la comisión más antigua del mundo, que es la de la Fuerza Aérea Uruguaya. Definitivamente es una situación que ya se ha reconocido”
Y a modo de opinión personal, indicó que “hoy la exploración espacial está en manos de contratistas privados, como Elon Musk –dueño de Spacex-, quienes empezaron a manifestar cuestiones que veían ahí afuera. Esto ha acelerado un poco el proceso de reconocer que hay cosas que no se puede identificar, que no son comparables con el desarrollo tecnológico terrestre y además generan cierta preocupación porque no solo obstaculizan las operaciones de tránsito aéreo, sino que sobrevuelan sobre lugares de alta sensibilidad estratégica militar como centrales nucleares o de lanzamiento de misiles”
“Los pilotos de la marina norteamericana, por ejemplo, han reportado y videograbado con alta tecnología estos eventos, generando así un cambio en la agenda a nivel mundial”, argumentó la especialista.
El papel de los privados
“Robert Bigelow, de Aerospace, que es quien está desarrollando la futura estación espacial internacional y ya tiene varios satélites en órbita, es precursor en los estudios de estos fenómenos. Hoy escuchamos hablar mucho de UAP, o fenómeno aéreo no identificado (por sus siglas en inglés), y en ese justo lugar está concentrado el estudio. Esto no es reconocer que no sean de origen humano, pero que sí le abrieron una puerta importante tanto a la exploración como al desarrollo de tecnología de otros países o hasta fenómenos atmosféricos o meteorológicos de naturaleza extraña”.
Hasta dónde puede llegar
“Yo formo parte de una organización internacional que acciona con muchos investigadores civiles y astrofísicos. Se ha avanzado al punto de que con firmas digitales o con sensores de alta tecnología se puede reconocer eventos vía emisión de rangos de longitud de onda nos permiten cuando es artificial o un asteroide. Y en ese contexto se habla por ejemplo de un evento conocido como Oumuamua, identificado por el observatorio de Hawai, en el que se pudo determinar que era un elemento artificial y que no era construido por el hombre”.
“Eso cambió un poco la historia porque muchos científicos empezaron a evaluar este tipo de fenómenos y se han sumado al proyecto Galileo que está documentado situaciones de esta naturaleza tanto fuera como dentro de la atmósfera”.
“A partir de la aparición de Luis Elizondo –exjefe del Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales del Pentágono– en diciembre del 2017, junto con videos de EEUU con el famoso OVNI Tic Tac a la cabeza, se empezó a aplicar un protocolo que se denomina observables, donde se reconocen eventos de desarrollo tecnológico no replicables como son la velocidad hipersónica o el vuelo antigravedad, que es venir a esa velocidad, parar a punto cero y cambiar abruptamente de dirección. Todos estos conceptos son los que hoy están denunciando personal de defensa, pilotos, y que marcan la diferencia”.
Un presente prometedor
“Cuando hace 6 meses la NASA anunció que había formado un equipo de 16 científicos para estudiar los eventos UAP, era un sueño hecho realidad. Y generó una gran controversia porque ya no es solo la NASA, es la agencia espacial rusa, la china. Yo por ejemplo fui invitada a Moscú en octubre de 2017 para que brindemos informes de estos movimientos en nuestros países, y realmente fue impresionante ver la apertura que había”.
“Esto fue escalando a nivel de muchos gobiernos, hoy son 22 los países que reconocen el estudio de los UAP de manera oficialmente y eso nos movilizó a llevar esta iniciativa a las Naciones Unidas. Ahí logramos que el gobierno de San Marino eleve este petitorio y ahora estamos trabajando en cada uno de nuestros países. Esperamos que la Argentina se incorpore”.