La gran semana K de la sanata: los jubilados son los que ganan

Coherencia ante todo: dos meses atrás, Sergio Massa compraba bonos. Ahora se decidió por venderlos.
El ministro de Economía Sergio Massa junto a la titular del Anses, Fernanda Raverta.
El ministro de Economía Sergio Massa junto a la titular del Anses, Fernanda Raverta.

Si uno echa una mirada rápida y sin pretensiones sobre algunos hechos de la semana, se da cuenta enseguida de por qué tenemos la grieta que tenemos, y cuánto culpa tiene allí la sanata.


El Día de la Memoria es una gesta, epopeya o, si se quiere simple, profundo hecho colectivo, no partidario. A la dictadura no la corrieron los kirchneristas, como quieren hacernos creer. Es más, son ausentes de ese hecho, y no puede sentirse más que desprecio por esa versión de la historia en la que no hay nada cierto, salvo las exageraciones, como decía Adorno del psicoanálisis. Hablan de memoria y hacen la mayor de las desmemorias.

Pasaron 47 años desde aquel 24 de marzo de 1976, que a toda una generación le cambió para siempre la vida. Y en diciembre van a hacer 40 de la recuperación de la democracia con la asunción del Alfonsín. Y seguimos haciendo grieta. Mirando atrás no para entender qué nos pasó sino para quedarnos en el atrás. Pasión por el viejazo y por la nostalgia.

La Cámpora, experta en cajas, mezcló el tradicional rechazo de la dictadura con una marcha clamoreando la candidatura de Cristina, una proscripta imaginaria, y reclamando que Fernández renuncie a la suya. Lo que se dice democracia interna.

Vamos a liberar con Cristina el país, dicen. La Cámpora miente: Cristina hace 20 años que de un modo u otro está en el gobierno. Tuvo tiempo de sobra de liberarlo, aunque no sepamos bien de qué. De la sanata se ve que no.

Las grietas del país son fundamentalmente entre la sanata y lo que las cosas son. En el 76 la Junta Militar proclamaba que asumía como una “decisión por la patria” y entre todo lo que degradaba y maniató estuvieron los tribunales de justicia y la libertad de prensa. En 2023, la vocera presidencial Cerruti copia: pide depurar la justicia y la prensa. Casi un eslogan de la dictadura.

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¿Qué decía el ministro Massa cuando en 2015 hablaba más que ninguno de los jubilados? 1. Prometía el 82%. 2. Mantener los aumentos automáticos. 3. Pagar todos los juicios... automáticamente.

¿Qué decía Cristina en 2016?: Mientras sea Presidenta no voy a vender una sola acción del Fondo de Garantía de la ANSeS.

¿Qué decía Luana Volnovich, de La Cámpora y jefa del PAMI?: “Alerta jubilados y jubiladas..... El gobierno (de Macri) está rematando el Fondo de Garantía para cumplir con las exigencias del Fondo Monetario”.

¿Y qué decía Fernández candidato, en agosto de 2019? 1. El fondo de garantía va a ser para los jubilados y ¿cómo lo vamos a hacer?: recomponiendo el ingreso de los jubilados. 2. Entre los bancos y los jubilados, elijo los jubilados.

Otra ultra K, Victoria Donda, caceroleaba por los jubilados. Alguna diputada massista lloraba por los jubilados. Y artistas lloraron por los jubilados y otros, encabezados por Moria Casán y Dady Brieva, juraban en un spot: con los jubilados No. Lo cierto es que el kirchnerismo recompuso el ingreso: sobre todo el de Cristina, que gana $ 9,1 millones. O dicho de otro modo: 124 jubilaciones mínimas.

En un giro de 180 grados, ahora han decidido sacarle de prepo al Fondo de Garantía los bonos en dólares y darle a cambio bonos en pesos. En sencillito: si hay devaluación, el Fondo recibirá pesos, no dólares. ¿Recordamos: el que depositó dólares recibirá dólares?

Como no puede seguir tomando crédito ni afuera ni adentro, echan mano a los bonos de los jubilados. ¿Por cuánto? 4.000 millones con ley argentina y otros 9.000 con ley extranjera. A partir de este canje, empezará una segunda historia: malvender los bonos para financiar el déficit del gobierno. Operación que todo el mundo sabe, al final del día termina en emisión. O sea, con más inflación.

Hace apenas dos meses, Massa anunciaba la recompra de bonos para bajar el riesgo país, un perdedero de plata. Ahora hace una operación exactamente opuesta. Coherencia ante todo. Fernández y Cristina de acuerdo. Los bancos y los fondos de inversión, de fiesta. El gobierno aún no sabe cómo explicarlo.

Si hay algo más devaluado que los pesos argentinos es la palabra de la política argentina. Y no sólo de la política. Y eso de que mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar. Todo nos llega desde bien de lejos.

Pero no sólo de dólares pesificados vive el gobierno y sus discursos. Fernández, que cuando habla, habla rápido y piensa lento, ahora también escribe rápido. En una carta al ecuatoriano Lasso puso que en Chile la justicia persigue opositores.

Sarasa de la confusa. Quiso decir y lo disimuló mal, que en Ecuador la justicia persigue a su amigo Correa y a su ex ministra condenada por corrupción Duarte, que se fugó de la embajada argentina en Quito y mágicamente reapareció en nuestra embajada en Caracas.

Y para decir que aquí la justicia persigue a Cristina, no se le ocurrió nada mejor que sugerir que en Chile persigue a otro amigo y asesor suyo: Meo, Marco Enríquez Ominami. Obvio, enojó al chileno Boric, un hombre de izquierda, como finge serlo Fernández. También para quedar bien con Cristina, se juntó acá el llamado Grupo de Puebla. ¿Impulsor entre los principales de la reunión? Marco Ominami.

El macaneo oral tiene compañeros presenciales. Últimamente se están inaugurando obras fundacionales: un tramo de pavimento por ahí, una alcantarilla por allá. O, como horas atrás, un tren bala lento en Mendoza: tarda 9 horas más que cuando se inauguró en 1885. La cosa es inaugurar lo que venga.

La ceremonia sirvió para una reconciliación fotográfica, más bien de eso que ahora se llama virtual: Fernández y a su lado Massa, cuya esposa, Malena Galmarini, un rato antes se quejaba de que La Rosada le hacía a su marido off en contra. Otros off dicen que Biden recibirá, al fin, a Fernández. Otra vez la aventura de ir a pasar la gorra.

La semana añadió, como si hiciera falta, un exabrupto espantoso por una audacia retórica desenfrenada e irresponsable. El inútil Enre, que maneja el sistema eléctrico, asoció a los directivos del grupo italiano de Edesur con los terroristas de la Embajada o de la AMIA. Evidente: con tal de sacarse de encima la responsabilidad por los cortes espantan inversores.

Además de nuestro avance imparable como país bananero, añadimos el de país sanatero. Tenemos otra cosecha nacional que nunca se acaba: la del macaneo a perpetuidad. Bananas con sarasa, y como supo decir Tato Bores, good show.

 

Ricardo Roa

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