Video: un colectivero asegura que lo espantaron en el coche vacío mientras una voz le repetía “parada chofer”

Imagen ilustrativa
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Suelen pasar cosas extrañas en el transporte público, pero esta vez cruzaron la raya. En un video que se hizo viral en las últimas horas, un chofer de colectivo aclara antes de dar su testimonio: “Se van a c... de risa hermano, pero no estoy loco. Me tocaron el timbre. Tengo prendida la luz del timbre y hay alguien que habla atrás”.

Con el coche estacionado en la banquina y en plena noche salteña, a la altura de la Circunvalación Oeste, el hombre quedó boquiabierto y atinó a grabar lo sucedido con la cámara de su celular, ya que el timbre no cesaba de sonar y la voz de una mujer le pedía una y otra vez que abriera la puerta: "Parada chofer", "Parada chofer"...

El trabajador del volante quedó por unos momentos paralizado, hasta que tomó coraje y continuó viaje hasta la playa de estacionamiento de la empresa, donde debía dejar el vehículo.

El salteño, según trascendió, quiere mantener oculta su identidad para no convertirse en sujeto de burlas y que su experiencia paranormal sea tomada en solfa. Sin embargo, hay quienes aseguran haberlo identificado por su tono particular de voz e inconfundibles muletillas: "No 'toy' loco", "bolu", "mirá pue", "c...", entre otras.

   Antecedentes en la Curva del INTA


En abril del año pasado, una médica del departamento Cerrillos contó a El Tribuno, que vivió una experiencia similar. “Me pasó en la rotonda de Camino a las Palmas, en la zona de acceso al INTA, cuando viajaba sola en mi auto cerca de la 1 de la madrugada”.

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La mujer recordó: “Sentí como si alguien estuviera en el asiento de al lado. Sentí la presencia de una persona. En ese momento el vehículo se puso como pesado, le costaba avanzar y solo atiné a rezar. Fue un susto tremendo”. 


 

Susto en inmediaciones de la Recta de Cánepa


A fines de 2021, Marcela Natalia Guaymás (38) es una enfermera cerrillana campeona de mountain bike. Tuvo una aterradora experiencia mientras competía de una carrera nocturna en la zona de Las Palmas, en cercanía del tramo de la ruta 68 conocido como la Recta de Cánepa.  


La carrera partía desde el predio de la Cruz, en el acceso norte a la localidad. Desde allí, los competidores salieron pasadas las 21, para cubrir un circuito de 13 kilómetros, aproximadamente. Primero lo hicieron los hombres y luego las mujeres. 

“Era una noche fantástica. Tenía la bicicleta en buenas condiciones, con las luces que se usan en estas carreras. Yo me encontraba en excelente estado físico. A poco de largar fui ganando lugares en la primera vuelta, hasta que en la segunda me desprendí de la manga de mujeres y comencé a alcanzar a los hombres que habían largado con anterioridad”, recordó la pedalista cerrillana.
 

Al pasar por un sendero rural, Marcela quedó prácticamente sola y rodeada de chacras. “Delante de mí, a la distancia, iba un corredor llamado Ariel y otro Fabio, de Chicoana. Sentí a mis espaldas que unas cadenas comenzaban a sonar muy feo, como si se atascara en un piñón averiado. Era un ruido muy especial. A los pocos segundos pude percibir que respiraban agitadamente muy cerca de mí”, recordó la mujer. 

En su relato, contó a El Tribuno: “Pensé que era un ciclista que me venía alcanzando. Al permanecer todo oscuro atiné a preguntarle si se había quedado sin luz. Estaba concentrada en el circuito y no quise darme vuelta para no perder tiempo y evitar una caída. Le dije luego al supuesto competidor: ‘Vení, seguime que yo voy alumbrando’ ”. Al no obtener respuesta, Marcela comenzó a preocuparse. 

“La respiración agitada y el ruido de cadenas se hacían cada vez más intensos. Fue así que decidí darme la vuelta y no había absolutamente nadie. El pelotón había quedado atrás, no estaban a la vista. Estaba sola. Comencé a gritarle a Fabio que iba más adelante, que por favor me esperara. Gracias a Dios redujo un poco la velocidad hasta ponerse al lado mío. Le conté lo que me había pasado y fuimos juntos el resto del circuito”, recordó.
 
Es creer o reventar, aseguró Marcela, quien en los días posteriores al certamen hizo una y otra vez un repaso mental de los sucesos sin encontrar una explicación racional. “En momentos en que sentí esa presencia tan cerca mío, miré a mi alrededor para ver si era otro corredor. Pero no había nadie allí, en absoluto. Estaba sola en una zona donde aseguran, pasan cosas raras”. 

A lo largo del tiempo, se han sucedido una serie de relatos acerca de la aparición de un espectro en la zona del INTA y de la ruta nacional 68, al que algunos llaman la “Viuda de la Recta de Cánepa”.

También existe la leyenda que allí, en otros tiempos, volcó una carreta que trasladaba a una nena que había hecho la comunión. La pequeña habría perdido la vida y su almita, vestida de blanco, suele aparecer de tanto en tanto a quienes transitan por el lugar. (El Tribuno)

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