El show de Cristina y Lázaro: ni levanta ni anda

El alegato de Cristina anduvo flojito de rating pero fue muy didáctico. Solo se olvidó de explicar su relación con Lázaro Báez, que es lo único que nos interesa y que es por lo que la están juzgando.
Lázaro Báez y Cristina Kirchner, saliendo del mausoleo de Néstor. Para la vicepresidenta, el único vínculo que alguna vez los unió.
Lázaro Báez y Cristina Kirchner, saliendo del mausoleo de Néstor. Para la vicepresidenta, el único vínculo que alguna vez los unió.

Como todo el mundo sabe, las malas noticias se dan de entrada: los datos fríos aportados por IBOPE indican que la transmisión televisiva del alegato de Cristina no tuvo el éxito esperado. Si tomamos las señales que lo transmitieron en vivo de manera completa, entre todas, sumaron 6,1 puntos de rating. Es triste pero hay que decirlo: solo considerando agosto, Cristina tuvo más inflación que rating.


El evento arrancó a las 11:33 y mandó el corte a las 12:48 siendo transmitido por la TV Pública, C5N, Crónica TV, A24 y Canal 26. Para el cálculo no se consideraron TN ni LN+ porque los muy gorilas solo pasaron algunos segmentos cortos. Seguramente, a esta altura, ya se avivaron de que el show entero no se lo fuma nadie.

Para entender mejor el tema hay que explicar que 6,1 de rating sería un muy buen número si no fuera que durante toda la semana, sin Cristina, les fue igual. Dato duro: la suma del rating de los mismos canales en el mismo horario (11:33 a 12:48) dió exactamente 6,1 el lunes, se mantuvo en 6,0 el martes, bajó a 5,5 el miércoles y a 5,2 el jueves.

O sea que la presencia de Cristina el viernes no movió la aguja. Solo el canal de Cristóbal López ese día, a esa misma hora, aumentó un punto. Si se mira bien la panilla, es obvio que ese puntito se lo robó a Crónica TV. Esto se debe a que posiblemente haya algunos kirchneristas de paladar negro que solo ven los discursos de la Jefa en el canal oficial. Son esa gente rara que lleva tatuada la cara de Cristina en un brazo y la de Boudou en el otro.

Por lo demás, y sin ánimo de deprimir al Instituto Patria ni mucho menos a la militancia que preanunciaba un país paralizado frente al televisor, hay que decir que a la misma hora en los otros canales arrasaba el Teto Medina. Así de cruel e ingratos son los medios, y sobre todo el público. Se ve que a los de La Cámpora, cuando les dijeron que el país estaba frente al televisor, les pasaron la data incompleta. “La única verdad es la realidad”, dijo el General antes de rajar a los kirchneristas de la Plaza en 1974.

Pese a todo esto, cabe decir que fue una pena que la gente no haya visto el alegato porque hay que reconocer que fue una interesante clase de Derecho, no para los jueces que saben mucho más que Ella, sino para todos los que no estudiamos abogacía. Cristina explicó muchas cosas, entre otras el sentido de la pirámide de Kelsen, sus distintos niveles, las normas, las sentencias, los diferentes códigos y, por sobre todo, la importancia de la Constitución. Elogió la de Alberdi (toda una novedad), criticó la reforma del 94 en la que Ella participó y nos enseñó los límites de la responsabilidad de los mandatarios sobre los actos de gobierno. Impecable. Solo se olvidó de explicar su relación con Lázaro Báez, que es lo único que nos interesa y que es por lo que la están juzgando.

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Y como la gente ya sabe que Ella habla de cualquier otra cosa menos de lo que tiene que hablar, ni la miraron y el número vino muy mal.

Si Ella se soltara y se animara a contar como fue que Báez se hizo rico, por qué Ella y Néstor le pidieron prestado casi 3 palos verdes para comprar Alto Calafate, cómo se les ocurrió que Lázaro era el indicado para armar la empresa Valle Mitre que administraba los hoteles, cómo fue que tuvieron la suerte de que el mismo Báez les alquilara las habitaciones durante años, por qué extraña razón nunca se les cruzó otro cliente más presentable para alquilar o comprar sus propiedades y en qué momento les pareció lógico alquilarle a Báez el ex derpa (ahora santuario) de Juncal y Uruguay, todo eso ayudaría a entender mejor las cosas. Y por supuesto, el rating volaría.

Ni hablar si Ella se decidiera a contar los detalles. Arrasaría. Por ejemplo, sería genial si Cristina explicara cómo fue el momento en que entró al Mausoleo de Néstor en Río Gallegos y se encontró con Lázaro, que seguramente estaría allí revocando alguna fisurita estructural o acomodando bolsas de cemento que sobraron de alguna ruta. Es obvio que fue un encuentro casual. De otro modo no se explicaría la famosa foto en la que se los ve a los dos saliendo juntos del mausoleo siendo que no eran amigos ni tenían mayor relación, como le dijo a los jueces.

En otras palabras, una pena que Ella se niegue al éxito televisivo. Brillaría. Además, la militancia estaría feliz por el suceso, todos estaríamos pendientes de sus alegatos y nadie se daría cuenta del ajuste que está haciendo su gobierno con Massa cantando como solista y Alberto acompañando en guitarra.


Un éxito televisivo de Cristina no solo disimularía el ajuste sino que también ayudaría a la militancia a digerir otros sapos. Por ejemplo, pasarían más desapercibidas las fotos de los kirchneristas antiimperialistas visitando la Embajada de EE.UU. y haciéndose los superados. Ahí fueron Hugo Yasky, Baradel, Pablo Moyano y tantos otros a posar sonrientes al lado del embajador Stanley, después de haberse pasado una vida quemando banderas norteamericanas en la calle por cualquier motivo. Increíble de lo que son capaces algunos peronistas con tal de que les tiren una anchoa. De todos modos, hay que reconocer que es un gran avance. El verano que viene, todos a Disney.

Otra cosa que se podría hacer para mejorar el rating de los alegatos es levantarlo a Beraldi. Será un gran abogado pero es un plomazo que te deja la pantalla helada y cuando aparece Cristina tiene que remontarla desde el sótano.

Garparía mucho más ponerlo a Dalbón. No es el personaje ideal para llevarlo a una cena con el Duque de Windsor pero para la tele te rinde más que Beraldi.

Esta semana Dalbón amenazó a Nik con demandarlo por hacer humor político con Cristina y el “presidente”, como si en la Argentina hubiera algo más divertido para hacer humor político. Dalbón consideró que lo de Nik fue una ofensa. Tranquilo. Si es por ofender a Cristina, antes de hacerle un juicio a Nik, Dalbón se lo va a tener que hacer a sí mismo.

Tweet del abogado Gregorio Dalbón sobre Cristina Kirchner el día 26 de junio de 2012 a las 13:24 horas (textual): “CFK se cagó en las víctimas de Once. Otra que George Bush Torres Gemelas. Bien la boluda se hizo aquel 22/2. Ya vas a ir a juicio”. Caramba, esa boquita. Hay que reconocerle a Cristina la capacidad que tiene para rodearse de sus mejores enemigos: Alberto, Massa, Manzur, Gabriel Rubinstein, Dalbón y tantos más.

Sobre el juicio de Vialidad, hay una vieja anécdota del mundo del espectáculo que define el tema a la perfección. Cuenta la leyenda que en los años 60 un reconocido personaje de la farándula salía de un albergue transitorio con su amante y al pisar la vereda se cruza, de manera casual, con la mujer con la que estaba casado desde hacía 40 años, que justo pasaba por ahí. Esas cosas que parecen imposibles. “¡Carlos… qué significa esto!!”, le dijo ella horrorizada (le cambiamos el nombre por respeto). Carlos no supo qué hacer ante semejante situación y aprovechando sus dotes actorales, miró para otro lado y, a la mujer con la que vivía desde siempre, le contestó: “Disculpe señora, usted me debe estar confundiendo con otra persona” y se subió a un taxi. Exactamente lo mismo está haciendo Cristina con el caso Lázaro Báez.

En fin, hoy es domingo y lo mejor que podemos hacer es relajarnos. A modo de homenaje final hay solo dos preguntas que hoy vale la pena hacerse y cuya respuesta todo el país conoce de memoria: ¿Qué gusto tiene la sal? y ¿cómo era el negocio con Lázaro?

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