El dato político mas trascendente de estos días es la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía con un fuerte operativo propagandístico basado en una monumental venta de humo, ya que las señales que dio el mercado no necesariamente responden exclusivamente a cambios de expectativas de los actores económicos, sino también a una serie de variables objetivas de carácter externo a la gestión kirchnerista que afectan el comportamiento de quienes toman decisiones en la economía real.
Por un lado está el factor climático, lentamente empezará a subir la temperatura, y eso generará una baja en el consumo de gas del sector residencial, lo que aliviará la cantidad de dólares que el Estado deberá utilizar para importar este producto; durante este frio invierno se importaron 15.000 millones de dólares en hidrocarburos, y la boleta del gas licuado fue la mitad de ese importe, para un Banco Central sin reservas y obligado a entregar lo poco que tiene para que se pague el 80% del costo dela factura de los usuarios en carácter de subsidio, fue un golpe importante y creó expectativas de que en algún momento la devaluación del dólar oficial sería inevitable, lo que también replicó en el precio del dólar blue, pero no se hizo, se decidió suspender por tres meses el grueso de las importaciones, lo que llevó a los importadores a remarcar a costo dólar blue por no poder acceder al oficial, lo que explica la corrida cambiaria auto infringida por el gobierno el pasado mes.
Por su parte, en el agro también hubo novedades, Ucrania logró pactar con Rusia un tratado para liberar un puerto exportador por el cual canalizará su producción, lo que significa lentamente ir regularizando el acceso al mercado mundial del 33% del los saldos exportables mundiales de grano, y eso genera la idea de que bajarán los precios por la nueva oferta, lo que puede facilitar junto al dólar soja que algún agropecuario decida vender.
Llegan unos minutos de calma al país, pero nada que sea duradero, ya que la inflación seguirá desmadrada; recordemos que en lo que va del año el gobierno emitió un billón ochocientos mil millones de pesos, eso sería 1.800.000.000.000 pesos, o sea, un millón de pesos más de un millón y medio de veces, delirante, un tsunami de pesos enorme que lo descalabra todo en términos macroeconómicos, y que estará generando inflaciones intermensuales altísimas durante lo que resta de mandato; y dejar de mencionar que seguramente se emita una cantidad colosal mas de pesos a medida que se acerquen las elecciones 2023 y se active el “Plan platita 2”, donde el peronismo va a repartir todas las dádivas que pueda a cambio de votos, eso sí, probablemente no impacte tan fuerte, porque la esperanza de un nuevo gobierno para 2023 puede generar mejor clima económico proyectado para 2024.
Mencionemos al pasar que en diciembre el Estado paga aguinaldos, y va a tener que generar otra tanda de billetes recién impresos para pagar a los jubilados, los estatales y los beneficiarios de planes sociales sus correspondientes medios aguinaldos.
Ahora hablemos de Massa, el camaleón ungido rescatista en la emergencia, ¿qué capacidad de actuar real tiene? No se sabe, lo que debería hacer y se insinúa tibiamente está haciendo es evitar cometer el error Alberto/Guzman, basado en ceder cuotas de poder y toma de decisiones a gente de La Campora para respetar un acuerdo político fracasado. Sacar a la gente de La Cámpora de las palancas claves de la economía es un requisito necesario pero no suficiente, para intentar que no explote todo.
Con Darío Martínez, el ahora ex Secretario de Energía, se dio un paso importante de cara al invierno que viene y la determinación de las tarifas, o sea, de los dólares que se van a perder subsidiando tarifas, mejor dicho.
Pero todavía le quedan varios camporistas en la lista de expulsables, y sobre todo la figurita difícil, la chica que supo conquistar el corazón Máximo Kirchner, nada menos que Luana “Caribe” Volnovich, ella es la que maneja la caja que genera el déficit mas grande, la que reparte plata en subsidios todo el año, haga frío o calor, de día y de noche, llueva o esté soleado, ella es la que paga la mayor cantidad de cheques en planes, subsidios y jubilaciones sin aportes.
Una vez en posesión de esas dos palancas, Massa va a poder decidir si quiere aumentar, sostener o bajar el déficit, y por consiguiente la emisión monetaria, la inflación y las probabilidades de que su gestión fracase.