La coyuntura económica presente del país es sumamente alarmante, mientras el gobierno kirchnerista demuestra día a día su inoperancia absoluta en materia de gestión económica, la agudización de la crisis inflacionaria se hace más severa, y aparece en el panorama con frecuencia cada vez mas cotidiana un viejo conocido de la saga populista: la escasez; pero no cualquier escasez como puede ser la de cosas triviales y secundarias, sino la escasez de insumos esencialísimos para el desenvolvimiento y la operatoria económica más elemental; lo que falta son cosas tan imperiosamente importantes e impostergables como gasoil, gas y dólares.
Más allá de los festejos del gobierno por un crecimiento artificial impulsado por inyecciones cada vez más grandes de pesos recién emitidos que sirven como acelerador y recalentador de la actividad económica por minúsculos espacios de tiempo, que rápidamente son, mes a mes, devorados por la inflación descontrolada, lo que provoca que todo este yenga esté a punto de caer por su propio peso. El atraso del precio del dólar a base de cepos, prohibición de importaciones y ventas de dólares de las reservas del Banco Central en los circuitos financieros donde cotizan el dólar blue y el dólar bolsa, generó un problema gigantesco, el dólar esta barato, lo que hace que la demanda aumente (recordemos que un dólar oficial cuesta lo mismo que 150 gramos de carne picada).
A la par los precios de la nafta y el gas estaban hipersubsidiados, subsidios que se pagan con emisión e inflación, lo que genera más inflación, y por lo tanto cada vez mas brecha entre el costo real de producir y el precio al que se vende al usuario y al consumidor.
Con todo esto, al final nos quedamos sin dólares para importar los productos que escasean, no tenemos gasoil para transportar las mercancías del campo a la industria y de la industria a la ciudad, tampoco hay gas para garantizar un suministro regular de este insumo clave de la actividad económica, por lo que el gobierno de científicos resolvió programar cortes de gas en las industrias, lo que implica una merma en la producción de ciertos artículos, que no se van a poder reemplazar con importación por falta de dólares, y si se los llega a poder producir hay que llevarlos en carreta porque no hay gasoil. Dicho sea de paso, que bien vendría tener un circuito ferroviario para abaratar el transporte y no depender tanto de camiones a los que no le podemos cargar gasoil, y que producto de este mismo problema ha llevado a los conductores a reclamar aumentos de tarifas por la vía de lock out, sumando un cuarto problema a los antedichos (este jueves el paro de camioneros se levanto y han vuelto a la actividad, pero mientras falte gasoil, esta latente la posibilidad de que los camioneros vuelvan a parar).
Entre la escasez y la inflación descontrolada, el gobierno concedió a algunos sindicatos subas programadas intermensuales de 6%, 8% o 10%, las cuales antes de hacerse efectivas ya son anuladas por la inflación intermensual en su capacidad de agregar poder adquisitivo real al salario, pero que generan una dinámica a favor de la inflación, ya que los sectores patronales tienen un calendario prefijado de aumentos de costos que solo pueden cubrir subiendo los precios para pagar las nuevas liquidaciones de salarios que se vienen, lo que prefija un tope mínimo de inflación futura, como así también lo hacen los aumentos programados de tarifas, que son costos que deben ser cubiertos con facturación, y las expectativas devaluatorias que genera el hecho de que no hay reservas de dólares para sostener el precio del dólar oficial, por lo que o sube o sube.
Todas estas locuras peronistas han llevado el riesgo país a los 2400 puntos, esto quiere decir que prácticamente son nulas las posibilidades de recibir inversión extranjera directa en lo que resta de mandato de Alberto Fernández, lo que consolida el ya muy afianzado subdesarrollo nacional. Como dato de color de esta situación alarmante esta semana en la comunidad internacional hubo un anuncio importante, pese a las giras de Alberto por Europa para atraer capital al sector energético, Italia anuncio que haría inversiones en el Congo para desarrollar allí una planta de licuefacción de gas, mejor conocido como planta de producción de GNL. Si, pese a los ruegos públicos frente a la comunidad internacional por parte del gobierno argentino, los Estados y las compañías petroleras del viejo continente prefieren socios comerciales más confiables y seguros, como el Congo, antes de arriesgarse a invertir un dólar o un euro en la volátil, inestable e impredecible Argentina.
Ernesto Nicolás Mazzucco