“Toda la vida pensé que el sistema inmune estaba en contra de los microbios. Hace no mucho, aprendiendo más sobre la microbiota, que es esa flora de microbios que vive en nuestro cuerpo, entendí que el sistema inmune atrae a los microorganismos. Tenemos un sistema inmune cuyo objetivo es doble: pelear contra los patógenos pero guardar los que son buenos. ¡Es tan inteligente!” El hombre que habla tiene 77 años y un entusiasmo adolescente. Es francés. Es un referente internacional de la inmunología. Se llama Patrice Debré.
Clarín lo entrevistó porque vino a Buenos Aires, invitado por la Academia Nacional de Medicina para dar una conferencia con motivo del bicentenario del nacimiento del bacteriólogo francés Louis Pasteur.
Lo invitan porque es miembro de la Academia Nacional de Medicina de Francia, profesor Emérito de Inmunología de la Universidad de la Sorbona y ostenta un curriculum denso, entre otros, por haberse abocado a la investigación de afecciones que no se andan con chiquitas: el ébola, el cáncer, el VIH-Sida.
Debré podría haber sido político: su tío y primos fueron funcionarios del expresidente Charles de Gaulle.
Debré, miembro de la Academia Nacional de Medicina de Francia y profesor Emérito en Inmunología de la Universidad Sorbona. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
O artista plástico. Su padre, Olivier Debré, fue un reconocido pintor abstracto. Y sin embargo siguió el camino de su abuelo, el médico Robert Debré, considerado uno de los padres de la pediatría moderna.
El momento de la charla no podía ser más oportuno: las noticias irrumpen con sus hepatitis agudas, sus viruelas y omicrones, en el infatigable capítulo final del Covid.
Y ahí llegá Debré, elegante, con una lucidez ansiosa, pero retenida. Los ojos verdes muy abiertos, pero el gesto apacible. Como quien, en el borde de cancherear, lanza: “Lo que pasa ahora con los patógenos fue así siempre. Y seguirá siendo así”.
-Hay expertos que creen que consumir más medicamentos, ciertos alimentos y el estilo de vida generaron un cambio en nuestro microbioma. Estiman que eso modificó nuestra inmunidad, por lo que somos más proclives a enfermarnos. ¿Qué opina?
-No creo. Si mirás la historia de las epidemias, siempre fue así. Los humanos debemos saber que tenemos que vivir con los microbios. El Covid es uno de ellos. Hay unos 200 nuevos patógenos descubiertos en los últimos 50 años. Tenemos que estar listos en términos de una convivencia, que se correlaciona con muchas enfermedades. Humanos y microbios hemos estado juntos en una co-evolución. Si mirás los genes, el 99% son de origen microbiano. Y si mirás a un individuo, el 90% de las células corresponden a microbios, es decir, al microbioma que vive en nuestro organismo. Solo el 10% son células humanas.
-Pero hay una armonía ahí, ¿no?
-Sí. Algunos microbios son buenos y otros se vuelven malos. A veces la armonía en nuestro cuerpo se rompe. Pero no es que ahora pase algo peor. Siempre fue así. El futuro nos va a encontrar de nuevo con todo tipo de virus, bacterias y parásitos, similares a lo que vivimos con el Covid. El mayor problema en todo caso es la resistencia a los antimicrobianos. En algunos países, el 60% de los microbios son resistentes a los antibióticos. Esto será un gran problema porque habrá que encontrar nuevos antibióticos. ¡Sesenta por ciento!
-¿Qué deberíamos hacer?
-Tomarlos correctamente. En muchos lugares, los médicos dan antibióticos para cualquier cosa, aunque no los necesites. En Camboya, si tenés dolor de cabeza te dan antibiótico. La gente no lo compra en la farmacia sino en el supermercado. Es lógico que haya resistencia.
-Pero las autoridades lo saben. ¿Los médicos están mal formados?
-Algunos países se esfuerzan, pero en Asia o África, no hay realmente una comprensión de las autoridades sobre esto, y los médicos no hacen mucho. Hay mucho por hacer en materia de educación; de los médicos, pero también de la población general.
-Estamos en alerta constante: Covid, Monkey Pox, hepatitis aguda en niños... ¿A qué se debe?
-Dos tercios de los brotes epidémicos vienen de los animales. Animales salvajes o domésticos. Tendremos que vigilar mejor. Hablaba el otro día en un seminario acerca de los perros. Tomamos varias zonas: América latina, Asia, Francia... Los perros se infectan de distintos patógenos en cada lugar, por lo que pueden generar distintos tipos de enfermedades, que luego pueden circular globalmente. ¿Qué hacés? Tenés que tener programas de vacunación y entender esos patógenos. No diría que las cosas estén peor. La vida cambió y con los movimientos migratorios encontramos más razones para estar en contacto con estos patógenos.
-Pero, ¿cómo evitar tantos brotes?
-Hay que educar a la gente y hablar de higiene más de lo que lo hacemos. Durante el Covid vimos que es posible bajar información. Lo que precisamos no es eso sino dar educación. Empieza en la escuela o incluso antes. La educación para la salud es una materia elemental. Ahora bien, ¿qué vamos a enseñar? Hay que definirlo. ¿La circulación de microbios? ¿Qué es un microbio? Hay muchos temas importantes. Los hemos empezado a relevar y a discutir en la Academia francesa, en diálogo con otras academias nacionales de medicina del mundo. Incluso, la argentina.
-Volviendo al Covid, ¿cuál es el futuro de la vacunación? ¿Puede surgir una generación que prevenga el contagio y no solo la severidad?
-Exacto. El problema con la vacuna contra el Covid es que evita la enfermedad, pero no la transmisión. Habría que generar un aumento de cierto tipo de anticuerpos (los IgA) que están en las mucosas respiratorias. Las vacunas que tenemos generan mayormente otros anticuerpos (los IgG). No estamos neutralizando lo suficiente... hay que buscar otros modos de introducir vacunas, tal vez por la vía nasal. Hay equipos trabajando en eso. Esto, en relación a la vacunación. Ahora bien, mis colegas piensan que el Covid va a continuar y tenemos que entender que va a ser endémico, como la gripe, con sus mutaciones.
-¿Nos vamos a tener que vacunar todos los años?
-No lo sabemos. Quizás las nuevas vacunas que estamos esperando sean más útiles y la inmunidad, más duradera.
-En Argentina, la campaña de gripe solo incluye a los grupos de riesgo. ¿Pasará lo mismo con el SARS-CoV-2?
-La pregunta de fondo es si va a ser obligatoria o no. En Francia es muy difícil y es posible que solo quede como recomendación. La vacunación es lo mejor que podríamos tener para combatir epidemias y transmisiones, pero no podemos inhibir el Covid masivamente porque mucha gente no se quiere vacunar. Así que, el virus continuará circulando en los próximos años. Es imposible saber si con nuevas vacunas disponibles y educación vamos a lograr una epidemia aún más baja. Yo no creo mucho en al erradicación; sí en la circulación a un nivel muy bajo.
-El Covid excede lo pulmonar; genera una afección multiorgánica. Hay expertos que están preocupados por su persistencia en algunos tejidos, en relación al futuro de la trasplantología. ¿Qué opina?
-Es un tema a considerar. Pasa con otros patógenos, como el ébola, que queda bastante tiempo en algunos tejidos, luego de fase crítica. No me sorprendería que el Covid pudiera sobrevivir más de lo que creemos, escondido, y que volviera después de un tiempo. De hecho, el long Covid es un enigma. ¿Es la persistencia del virus? No lo sabemos. No fue probado.
-Por la pandemia, muchas patologías quedaron en el olvido. Por ejemplo, la tuberculosis tiene cura, pero cada año mata a entre 600.000 y 1,2 millones de personas. ¿Qué otras enfermedades olvidadas deberíamos atender?
-Debemos estudiar y vigilar todas las enfermedades en sociedades de bajos recursos, como los países de África. En Francia se están dando fondos de investigación para estudiar determinados grupos de virus y no cualquier microbio. Creo que no está bien: tenemos que cubrir todo el espectro posible.
-¿Pero qué enfermedades cree que vayan a estar en las noticias en el próximo tiempo?
-No sé. Todavía no superamos el VIH, la malaria, la tuberculosis... ¡Ni siquiera tenemos vacuna contra la tuberculosis!
-Y tampoco para el VIH. Usted está trabajando en eso, precisamente...
-Trabajo en vacunas hace muchos años. Me interesé en el VIH porque este virus supone un enigma. Produce inmunosupresión, pero las células que mueren son las que no están infectadas. Entendimos que parte del virus era patogénico no solo infectando las células sino también golpeándolas desde afuera. Estamos desarrollando una vacuna que induce anticuerpos neutralizantes. Tuvimos buena respuesta en animales y empezaremos un ensayo clínico, aparentemente en septiembre. Probablemente haya que apuntar a dos tipos de respuestas inmune: la celular y la humoral.
-¿Cuándo podría estar lista? Se lo ve optimista...
-¡Lo soy! Pero hace 40 años hay investigadores en busca de esta vacuna y todavía no la tenemos.
-La pandemia instaló el problema de la accesibilidad. En los países de África, el acceso a la atención sanitaria es muy pobre, y eso convive con hechos como que las píldoras para la infección severa por Covid solo estén disponibles en países del primer mundo. ¿Qué debería cambiar?
-La salud debe ser considerada en forma global. No cabe más la concepción por países. La política es responsable de esto. Hay que incrementar el intercambio de experiencias entre países y trabajar mucho más en forma conjunta. Hay que encontrar otro tipo de gobernanza. Incluso la Organización Mundial de la Salud debería ser distinta. Su misión debe ser reconsiderada.
-Ya que la mencionó, ¿qué opina del rol de la OMS durante la pandemia?
-Hasta ellos se autocriticaron. Hay que pensar en una nueva OMS.