¿Javier Milei es funcional a Cristina Kirchner?, por Ernesto Nicolás Mazzucco.

¿Javier Milei es funcional a Cristina Kirchner?, por Ernesto Nicolás Mazzucco.

En los últimos tiempos ha ganado resonancia, conocimiento público e intención de voto el partido Libertad Avanza, liderado por Javier Milei, un anarco-capitalista creado a base de redes sociales y apariciones en televisión. 
Este sería un personaje divertido y excéntrico pero intrascendente, si no fuera porque ya tomó un peso importante como figura nacional, incluso prescindiendo de un armado partidario territorial de significancia. 
En la actualidad su figura está rodeada por un interrogante central en el tablero de la política nacional: ¿cuán funcional es su participación al populismo kirchnerista? 

En un sistema político polarizado, hace más de medio siglo, entre peronismo y antiperonismo, tenemos dos grandes segmentos del electorado entre los que se dirime la suerte y el futuro del país. Dentro de dichos segmentos electorales pueden o no existir frentes internos que insumen grandes esfuerzos por definir quienes lideran ambos polos de la grieta. 


Hoy el escenario nacional es el siguiente: el frente populista está en franco retroceso, sumido en una gestión incapaz de reconocer que sus actos de gobierno son responsables de la inflación que lo destruye todo, su capital político se licúa, ya empezó la interna feroz y su merma de votantes es muy notable.


Por otro lado, están los sectores del republicanismo capitalista que han pasado a ocupar más espacio pese a su triste desempeño como gobierno entre 2016 y 2019, se muestran confiados de recuperar el poder, dispuestos a avanzar ganando terreno en la arena política nacional. 


Este, podríamos decir, que es un escenario privilegiado para alcanzar un propósito superior, dar una batalla cultural para deslegitimar definitivamente las ideas populistas, hacer una pedagogía política de la importancia de entender lo que otros países ya ni discuten: la armonía entre el Estado y el mercado, la cooperación entre sindicatos y patronales, la búsqueda dentro del sector público y privado de la productividad, la eficiencia y la modernización que luego se traduce en competitividad internacional, como así también conseguir un sistema tributario razonable, un Banco Central independiente, un esquema de menos asistencialismo y clientelismo, fomentar la creación de empleo privado y alcanzar cuotas superiores de ahorro e inversión para el desarrollo nacional.

En este último tiempo tomo centralidad el anarco capitalista ultra liberal de Milei, y corrió el eje del debate desviando los esfuerzos militantes del antipopulismo, que tuvo que dejar de dar la batalla cultural en el frente principal que confronta discursivamente contra el kirchnerismo para pasar a discutir pavadas entre Juntos por el Cambio y Libertad Avanza en un frente interno del segmento electoral del republicanismo capitalista. 

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De un día para otro, Cristina ganó tiempo y se fue tranquila a su mansión a tejer nuevas tramas de poder, mientras Juntos por el Cambio empezó a tener que explicar por qué dolarizar no es una buena idea, porqué los países deben tener Banco Central… ¿se imaginan a los alemanes, canadienses o japoneses discutiendo si hay que tener o no un Banco Central?; nadie, ni dentro del neoliberalismo más ortodoxo, discute la importancia de tener política monetaria y por consiguiente Banco Central.
Yo creo que Cristina se mata de la risa mientras el antikircherismo pierde tiempo discutiendo estas vaguedades abstractas e intrascendentes.

Otro ejemplo, otra discusión absurda, es que Milei promueve liberalizar la tenencia y comercialización de armas, y de nuevo, hay que perder tiempo valioso que se podría utilizar en refutar los postulados del populismo para aclarar los peligros de esa política, donde Estados Unidos nos da lecciones importantes con sus 17.000 muertos anuales por armas de fuego, sus masacres escolares y en la vía publica, producto de la política de liberar la tenencia civil de armas. Incluso deberíamos analizar si liberar el acceso a armas más mortíferas y eficientes no resultara en aumentar las cuotas de terror y los baños de sangre a los que someten a la población civil los delincuentes. 


Los países son seguros porque tienen fuerzas de seguridad profesionalizadas y bien equipadas, no porque cada persona tiene un arma en su casa, lo que es todo un riesgo porque puede servir para defenderse del delito o para que los hijos la usen de juguete.

 

De Milei hay mil propuestas absurdas para discutir además de las anteriormente mencionadas, pero es un desperdicio de tiempo enorme intentar refutar punto por punto su programa delirante. 

Está bien, les gusta Milei, lo van a votar igual, entonces imaginemos a un ballotage con Massa, con Cristina, con Dylan, ¿lo ganaría? Yo no tengo certezas de que la mitad más uno del electorado sea ultra-liberal, que quiera un régimen de Estado mínimo donde categorías como educación universitaria pública gratuita, piedra fundamental de la movilidad social ascendente actual, se ponga en duda o desaparezca para ser reemplazado por el arancel de la universidad privada; no creo que quieran un sistema sin hospital público gratuito, donde la suerte de recibir un tratamiento oncológico esté atada a la buena voluntad de una empresa privada prepaga de salud que podría excusarse de pagar el tratamiento aduciendo cualquier cláusula de un contrato de adhesión de mil artículos que nadie va a leer antes de firmar. 

No creo que los laburantes quieran quedarse sin derechos y sindicatos, sometidos a los abusos de los patrones, que sabiéndose amparados por Milei no dudarían en humillarlos y explotarlos, generando nuevos resentimientos que sean el caldo de cultivo para que aparezca un nuevo Perón.

No vale la pena inflar a Milei y ponerse a dar todos estos intrascendentes e inoportunos debates entre antiperonistas cuando el populismo está enfrente y hay chances reales de sacarles votos focalizando especialmente en la clase media progresista ideologizada que está perdiendo su fe en el populismo, lo que podría significar poner fin a una saga de 70 años de hegemonía ideológica del peronismo en Argentina. 


Hoy el único debate válido es el que se da para deslegitimar el modelo asistencial clientelar antiproductivo inflacionario del populismo. Lo demás es perder el tiempo, Milei es perder el tiempo, porque Milei no le resta votos al Frente de Todos, le resta votos a Juntos por el Cambio, votos que ya son antikirchneristas.

Ernesto Nicolás Mazzucco.

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