El Tereso de la semana

- Por Osvaldo Bazán
El Tereso de la semana

Desinformamos.

Calumniamos.

Difamamos.

Y disfrutamos jugando con caca.

Eso es lo que hacemos los periodistas, según le dijo en una carta Francisco a su viejo amigo, el periodista Gustavo Sylvestre, a quien por supuesto exceptuó de esta clasificación.

Hay que reconocer en Sylvestre una coherencia irreductible.

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Nunca traicionó sus principios.

Trabajó tanto en TN como en C5N.

Sus convicciones siempre estuvieron con señales de noticias que terminan en N.

Habla de la grieta con conocimiento de causa. Fue aguerrido soldado de un lado hasta que comenzó a ser aguerrido soldado del otro. Como sus compañeritos de banco, Pablo Duggan o Víctor Hugo Morales, ex antikirchneristas rabiosos hasta que por alguna epifanía desconocida, se convirtieron en kirchneristas rabiosos.

Nadie piense en dinero, por supuesto.

¿Quién puede ser tan malpensando?

Sólo vieron la luz. Verde, ponele.

¿Por qué el Papa nos tiró con este balde de mierda, con perdón de la mesa?

Porque tuiteó en dudoso español el 4 de abril: “Hay que llorar sobre las tumbas. ¿No nos importa la juventud? Me adolora lo que sucede hoy. No aprendemos. Que el Señor tenga piedad de nosotros, de todos nosotros. ¡Todos somos culpables! #Paz #Ucrania”.

Muchos, periodistas o no, cacadores o no, ni podemos terminar de leer las noticias sobre lo que los soldados rusos le hacen a la gente en Bucha, en Jarkiv o Moriúpol porque no nos aguanta el alma.

Y viene el Papa y dice que somos todos culpables.

Que es como decir: “¿Cómo se te ocurre culpar a Putin? La culpa es tuya, de ése y de aquél. ¡Ay, qué gente mala que somos, no aprendemos más, no te metas con mi amigui!”.

Y le respondimos, claro.

Salimos a decir que no, que no tenemos nada que ver con que Putin mande sus tropas a violar, torturar y matar a civiles indefensos.

Eso lo enojó. Agarró el baldecito y nos lo revoleó.

La máxima autoridad de una de las principales religiones del mundo disculpa así al mayor carnicero contemporáneo.

Antes de que se empiecen a quejar: no hay aquí ninguna referencia a la fe.

Nada tiene que ver Dios, la pascua de resurrección o los clavos de Cristo.

Siempre que se habla de las tramoyas de esta institución en la tierra, salen los defensores ultramontanos que se esconden detrás de los misterios de la fe.

Son tramposos.

Hay un país que intenta esclavizar a otro.

Una autoridad mundial dice que la culpa es de todos.

¿Qué tiene que ver la fe con eso?

Señor Papa, es cierto que estamos dele revolver estiércol, pero ¿sabe qué? No es nuestra culpa.

Habría mucho menos teresos en el ambiente si los funcionarios no se la pasaran con diarrea.

Sería genial hablar de progreso, de futuro, de proyectos, de crecimiento. Pero no es el material con el que estamos construyendo el presente.

Nos tiran mierda y apenas podemos defendernos con un colador. Vamos a quedar todos pecosos.

En estas condiciones, ¿podemos los periodistas hablar de la inmortalidad del cangrejo?

Nadando en un inmenso mar de soruyos, bañados en bosta gubernamental, ¿podríamos mirar para otro lado?

Quizás.

Pero no a todos nos gusta seguir su ejemplo, don Papa.

En la última semana, una ciudad con nombre de uno de sus santos, San Nicolás, fue rodeada de teresos del sindicato de camioneros. Literalmente, bloquearon una ciudad, obligando a sus ciudadanos a caminar entre basura y quedarse sin aprovisionamiento.

¿El motivo?

El secretario general del gremio de San Nicolás, Maximiliano Cabaleyro (además concejal en la ciudad, ¿a qué no saben por qué partido? sí, claro, el Frente de Todos) y el secretario general del gremio en otro santo, San Pedro, Fernando Espíndola, fueron detenidos por extorsión y coacción por bloquear a la empresa Rey Distribución.

Como al sindicato no le gustó que metan a sus pimpollos en gayola, llegó hasta la ciudad don San Moyano, a pesar de su enfermedad, para mandonear en su rudimentario lenguaje a la jueza que “respete el derecho como todoj’loj’ respetan y que respete lo que hacen lo dirigente defendiendo a lotrabajadore”.

O sea, le dijo: “Mire, señora, ningún juez nos dice que no podemos bloquear una empresa; haga lo que hacen todos, no joda, no rompa los huevos de Pascua”.

Hermoso tereso.

Una ciudad de 160 mil personas bloqueada, sin entrada ni salida de camiones.

¿La reacción de Axel Kicillof, gobernador de la provincia donde esto ocurrió?

¿Qué reacción?

¿La reacción del presidente de la república?

¿Qué presidente?

¿Cómo hacer periodismo, don Papa, sin meter las manos en este excremento?

A Guillermo Moreno lo procesan por malversar fondos del Mercado Central. Sí, a su íntimo amigo Moreno, del que siempre dijeron “será cualquier cosa pero es honesto”.

Precioso soruyo.

Condenan a Sergio Uribarri, ex gobernador kirchnerista y actual embajador kirchnerista a 8 años de cárcel por “peculado y negociaciones incompatibles con la función pública”. La fiscal Cecilia Goyeneche, durante el juicio, dijo que “la corrupción le cuesta a Argentina entre el 8 y el 10% del PBI”.

Soruyo litoraleño, Uribarri.

La Procuraduría de Investigaciones Administrativas advirtió sobre “graves irregularidades” en la licitación de la hidrovía, un proceso que lleva adelante la Administración General de Puertos Sociedad del Estado, cuyo interventor es José Beni, dirigente del Instituto Patria.

Teresos navegando por el Paraná.

Cien barrabravas de Independiente fueron detenidos justo antes de una batalla campal en las inmediaciones del estadio. Cayó la banda de Loquillo. Al día siguiente, detienen a 253 barrabravas de Los Borrachos del Tablón, de River.

Soretitos futboleros.

El Secretario de Comercio, Feletti, bajo el mando del Ministro Guzmán tira unas paladas de bosta al Ministro y dice: “Esto se va a poner feo”.

¿Desinformamos, don Santo Padre, si decimos que se reúnen los gobernadores del partido gobernante en el Consejo Federal de Inversiones, los leales al presidente y se ponen a lanzar boñigas potentes sobre… el presidente?

“¿Cómo llegó a Presidente? -se pregunta Kicillof, y se responde- ¡Llegó con todos nosotros sosteniéndolo ¡Las pelotas que éste no es un gobierno de coalición”. Con esas palabras responde a la frase de Fernández “este no es un gobierno colegiado”. Sí, no es lo mismo “colegiado” que “coalición” pero andá a explicarle castellano a un señor que dice “pudió” y “haiga”.

¿Calumniamos, Don Francisco, si contamos que el juez Ramos Padilla (el del truchísimo Operativo Puf, donde tuvo espectacular protagonismo el diputado del ¿a qué no saben qué partido? sí, el FdT, Eduardo Valdés, a la sazón, otro íntimo suyo, Santo Padre), que el juez, decía, afirmó que meterte en un terreno que no es tuyo y hacerte una casita, no es delito si fue que lo hiciste de día, legalizando a sola firma la mayor usurpación del país, donde -consta- se venden terrenos por Facebook, se instala el narcotráfico y aparecen “referentes” del ¿a qué no sabe de qué partido? sí, claro, el FdT?

¿La reacción de Axel Kicillof, gobernador de la provincia donde esto ocurrió?

¿Qué reacción?

¿La reacción del presidente de la república?

¿Qué presidente?

¿Difamamos, don Vaticano, si hacemos constar que falta leche, harina, yerba y aceite; que de cada 10 productos de “Precios Cuidados”, sólo aparecen cuatro?

Y, no.

Son datos oficiales de la Secretaría de Comercio Interior: en la primera semana del mes “se encontró en stock el 61% de los productos”. Esto, en el AMBA, porque en gran parte del país “Precios Cuidados” es un animal mitológico.

Escasean artículos de software, autopartes, neumáticos, indumentaria. No hay ni tela blanca para hacer camisas. Por suerte bajó el número de casamientos, sino no tendría qué ponerse uno.

La ministra de Salud, Filomena Vizzotti destrozó el programa Materno Infantil por el cual no solo se le entregaba leche a las madres de niños que no podían pagarlo, sino que se aseguraba que llevaran a sus hijos a los controles en los centros de salud. Lo cambió por 800$ mensuales a cada beneficiaria. No les va a alcanzar la plata y los chicos tendrán menos seguimiento.

Caca por todos lados.

¿De qué querrá que hablemos el Santo Bagre?

¿Nos gusta la caca si contamos que Vilma Ibarra le mandó a decir a su archienemiga Cristina Fernández “nadie se salva solo”, que es como decir “eh, amiga, mirá que nos hundimos todos juntos”?

¿Cómo no vamos a hablar de lo único que se le ocurre a los gobernadores que es desdoblar las elecciones para que los Titanic Fernández no los hundan?

¿Cómo no vamos a hablar de que el paro de transportistas de granos nos hizo perder cien millones de dólares por día desde el lunes pasado, sin contar el costo de los barcos inmovilizados esperando la carga que no llega y la caída de confianza de los compradores extranjeros? ¿Y las rutas que no dan más? ¿Y la inseguridad?

No sé, don Padre, de qué quiere que hablemos si dejaron abierta la canilla de abono.

No es que nos guste.

Es lo que hay

Se agarran a trompadas en la puerta de un instituto que debería promover el arte en Argentina. Están los que están enojados con el director del Incaa y aparece el ministro de Cultura, el que en diciembre del ’19 filmó “Tierra Arrasada”, Tristón Bauer y termina revolcado en el piso. Yo no sé cómo no creer en el karma.

Muy malas personas resultaron los espectadores de este país que no son capaces de ir a ver las películas que el Incaa ayuda a producir. Este gobierno que se regodeó con la industria del cine, que hasta prometió una Isla De Marchi con una superpista de skate que nunca existió más que en la mente afiebrada de los fanáticos; este gobierno hoy se da cuenta que el cine ya no es lo que era, que no sirve ni para propaganda y que se terminó lo que se daba. Entonces cierra un grifo -aunque abre otros, de la mano de Tristón y sus manejos arbitrarios- y quedan todos gritando “¡Larreta represión!” porque dos niñatos le escupen a la policía y se los llevan preso. A Puenzo lo echaron, pero no lo echaron, hasta que, al final, sí, lo echaron.


Triste país en el que sus habitantes no se sienten contados por sus artistas.

Triste país en el que sus artistas desprecian a sus conciudadanos.

Toda la semana nos tuvieron en ascuas las amenazas piqueteras de cortar las avenidas de las ciudades más importantes del país porque así ya no se puede vivir. Reuniones acá, reuniones allá, que te corto pero te no acampo, que cómo no voy a acampar con lo que me salieron esas carpas preciosas, que sí, que no, que aumentame, que dame un bono, que de dónde lo saco, que qué sé yo. Al final cortaron pero no cortaron y aumentaron pero no aumentaron.

En medio de tanta materia fecal apareció el presidente e hizo la única declaración seria en estos dos años y pico de gobernanza: “Ahora pienso en cambiar pañales”.

Gracias Alberto, sería mejor hacer menos popó. Ya se sabe, pañal limpio es el que no se ensucia, pero bueno, está en el adn de esta gente.

Y hubo además teresos internacionales que fueron lanzados a troche y moche, don Francisco, ¿cómo quiere que no estemos enmierdados hasta el tuétano?

Un día pedimos expulsar a Rusia de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y al día siguiente el embajador en la ONU se junta con los embajadores de Rusia, Cuba, Venezuela, Pakistán, Bielorrusia, China y Sudáfrica en nombre del “multilaterismo” y entonces nos negamos a pedir la expulsión de Rusia del G20, al tiempo en que nombramos en Honduras a un embajador hondureño que tiene como gran virtud ser militante de La Cámpora y haber dirigido la “casa de la Patria Grande”.

Para terminar de quedar mal con todo el mundo, la absolutamente desubicada Cristina Kirchner convierte en espectadores de su rabieta acostumbrada a legisladores de Europa y Latinoamérica que tardaron nada en calificar de “bochornoso espectáculo” el patético manotón de ahogado de la vice, en donde se dio el lujo de despreciar al mismo tiempo al presidente que ella puso como candidato y a la democracia en general, para el habitual palmoteo histérico de sus focas aplaudidoras, señores cincuentones que gritan “acátenélopibeparalaliberación”.

Hay que decirle a estos “pibes” que no salten tanto porque si no van a tener que terminar llamando al presidente para que haga lo que prometió hacer esta semana. Los pañales para adultos no resisten tanto saltito.

El director del Banco Nación, Claudio Lozano que no explicó qué corcho pensaba hacer si se caía el acuerdo con el Fondo, que él no quería, ahora salió a tirar más caca al decir: “Cuesta entender qué criterios utilizó la Cancillería Argentina” para votar contra Rusia en Naciones Unidas. Quizás el criterio de la tortura, violación y asesinato de civiles le parezca poco.

Pobre Claudio, cayó más que Verónica.

¿Desinformamos si hablamos de esto?

Nos encantaría sacar la cabeza del mar de bosta en el que la interna peronista nos ha vuelto a meter, como lo hizo siempre a lo largo de su historia.

A brazadas anda Cristina en el mar de teresos que supo crear, entre la necesidad de no ir presa y su idiota megalomanía.

A brazadas anda Alberto en el mar de teresos que supo crear, pusilánime sin plan, sin carácter, sin autoridad.

En el mismo mar, Sergio, Wado, Agustín, Máximo, y los piqueteros, y los estudiantes de cine, y el consejo de la magistratura, y el gato Sylvestre, y los precios, y el 6,7 de la inflación más alta en 20 años y el juez de Paraná que intenta desconocer un fallo de la Corte Suprema, y el otro juez que con un fallo intenta suspender un sistema de reconocimiento facial en la ciudad de Buenos Aires que no sólo permitió detectar a 2000 prófugos de la justicia (violadores, asesinos) que estaban sueltos, sino que, además, no funciona desde la cuarentena, porque con barbijos es un toque más difícil.

Los soretes, Santo Padre, vienen de todos lados.

En la versión cinematográfica de “No habrá más penas ni olvidos” del gran Osvaldo Soriano, un personaje, el de Ulises Dumont, en su avión “Torito” lanzaba mierda sobre todo un pueblo. Cuando aterriza, lo asesinan, pero tanto él como su verdugo gritan “¡Viva Perón!”.

Todos eran peronistas.

Uno muere por Perón.

Otro mata por Perón.

Esa es la interna de caca en la que nos ahogamos hace años.

Gato Sylvestre, vos que le escribís, decile al don Papa que se hace difícil hablar del sexo de los angelitos. Quizás lo pueda hacer su protegido Grassi, que algo del tema entiende.

Mientras tanto, vayamos llamando a los camiones atmosféricos.

No podemos vivir con tanta mierda.

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