Opinión 27/03/2022 13:30hs

La columna de Alejandro Borensztein: "Ella lo odia"

Este sería un divorcio sencillo. El único bien ganancial que tienen son los muertos que provocaron juntos por jugar a la geopolítica en la compra de vacunas.

La columna de Alejandro Borensztein: ”Ella lo odia”

Antes que nada, y siempre en tren de ayudar al gobierno, le avisamos a la Secretaría de Comercio que al momento de empezar a escribir esta columna el kilo de tomates se cotizaba a 300 mangos y el de morrón rojo a 550 pero con tendencia alcista. En este contexto tan volátil para el tomate y el morrón, donde especuladores y agiotistas atacan a la Patria y pedorrean a Feletti, corresponde hacer un alto y sumarnos al doloroso recuerdo de la noche más oscura de la historia argentina.

Tratando de rescatar la parte positiva, podemos decir que cada vez que llegan estos aniversarios y vemos el despliegue que hace el kirchnerismo, no podemos menos que valorar todo lo que esta gente ha ido cambiando y mejorando hasta hoy.

Por ejemplo, dijo Alberto Fernández refiriéndose a las minorías que reivindican la dictadura: “Me dan asco los negacionistas”. Sin dudas, una frase muy valiosa sobre todo viniendo de alguien que en el año 2000 fue electo legislador porteño en alianza con Elena Cruz, la más famosa negacionista de la historia política nacional. Recordemos que ambos venían colgados de la boleta que llevaba como candidato a Cavallo, quien fuera presidente del Banco Central en 1982 y acusado de ser el responsable de la posterior circular A251 que estatizó la deuda privada. Esperemos que el asco de Alberto no le venga con retroactividad porque no va dar abasto con el Reliverán.

Hagamos una aclaración sobre las gestiones de Cavallo en el 82 y luego en los 90: el hecho de que entre 2010 y 2022 Cristina haya repudiado varias veces aquella estatización de deuda privada, pero que entre el año 1990 y el año 2000 se la haya pasado elogiando a Cavallo, es también parte del mismo disparate.

Algo parecido podemos decir de todo el clan Kirchner. Tía Alicia fue funcionaria de la dictadura en Santa Cruz y Néstor tuvo su simpático ratito de complicidad como quedó inmortalizado en la foto que le sacaron junto al Gral. Guerrero apoyando la gesta de Galtieri en 1982. A eso hay que sumarle que el matrimonio de abogados Kirchner se hizo rico durante la dictadura militar desalojando gente que no podía pagar sus hipotecas indexadas según la aterradora circular 1050 pergeñada por Martínez de Hoz. Como si esto fuera poco, tanto Néstor como Cristina apoyaron en 1983 al candidato peronista Italo Luder que había aceptado la autoamnistía decretada por el General Bignone para consagrar la impunidad y el olvido. Lamentablemente para Luder, y también para Néstor y Cristina, ganó Alfonsín.

Como casi todo el peronismo (hubo honrosas excepciones), Néstor y Cristina no acompañaron ni la CONADEP ni los Juicios ni el Nunca Más ni mucho menos a Alfonsín, a Strassera, a Sábato o a Fernández Meijide. Por suerte, se ve que la colaboración de los Kirchner no era tan necesaria porque los genocidas igual fueron juzgados, condenados y enviados a la cárcel en 1985.

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Duró poco. En 1989 llegó el PJ con Menem, armó la fiestita de los 90 y los indultó a todos con el apoyo y el aplauso de la gran mayoría de los dirigentes peronistas de aquella época entre los que estaban Cristina, Néstor, Parrilli, Alberto, Aníbal, Solá, Scioli y tantos otros amigos de la casa.

En 2003 vino Néstor y se hizo el guapo descolgando cuadros de un par de viejitos genocidas que ya no tenían ningún poder. El verdadero prócer fue Alfonsín que los metió presos cuando eran tipos de 60 años con el poder de las armas intacto.

El único que se salva del show de la impostura es Máximo ya que, cuando el proyecto nacional liberó a Videla y a Massera, el tipo tenía solo 13 añitos. Sin embargo, conociendo a los padres, de haber tenido edad suficiente seguramente hubiese estado en la Plaza del Sí, encolumnado detrás de Bernardo Neustadt.

Tal vez este raconto sirva para entender por qué Máximo dijo el jueves que “los porteños votan a los que quieren ocultar lo que pasó en la dictadura”. Es lo que, en psicología, se define como “mecanismo de negación”, o sea un procedimiento inconciente para tolerar el dolor que provoca saber lo que realmente fueron e hicieron papi, mami, tía alicia, tío alberto, tío parrilli, tío zaffaroni y el resto de la parentela.

Toda esta historia la hemos explicado mil veces y la seguiremos explicando cada vez que el kirchnerismo intente apropiarse de una causa que no les pertenece a ellos sino a todo el pueblo argentino y con la cual no tuvieron nada que ver. El hecho de que los radicales sean tan boludos de dejarse robar la gesta más importante de su historia no habilita a que los Kirchner y La Cámpora la escrituren a su nombre.

Veamos otra vez la parte positiva: si comparamos aquellos Kirchner de derecha con estos nuevos falso progresistas, podemos decir que mejoraron un montón. Aflora todavía algún resabio de ese facho que llevan adentro, por ejemplo, en el amor vergonzante que sienten por Putin, pero ya se les va a pasar. Hay que darles tiempo.

Lo importante es que cambiaron de opinión, saltaron el cerco, abrazaron los ideales progresistas y eso debemos reconocerlo. Y por supuesto recibirlos con los brazos abiertos. Bienvenidos. Pasen nomás, hay lugar en el fondo. Nosotros estamos acá desde siempre.

Salgamos del pasado y volvamos al presente no sin antes decir que debemos corregir un pequeño dato inicial de esta nota: a esta hora el tomate está superando los 330 pesos por kilo y el morrón toca los 600 mangos. Domingo difícil para Feletti.

Ya en el presente, todo se resume en una frase: parece que se quieren separar nomás. No sos vos soy yo, podría decirle ella. Si es por él se quedaría con ella hasta el fin del mundo. Todavía se despierta cada mañana y no puede creer dónde está ni cómo fue que llegó hasta ahí. Pero la cruda realidad es que ella no lo tolera más. Y ya se sabe que cuando uno de los dos no quiere, no hay terapia de pareja que lo resuelva.

Obviamente, los divorcios nunca son fáciles pero este no sería el caso. No hay hijos en disputa y la división de bienes no da para pelear. El único bien ganancial que tienen son los muertos que provocaron juntos por jugar a la geopolítica en la compra de vacunas. Fuera de eso, todo es de ella y previo al matrimonio. Lo blanco y lo negro. A lo sumo estaría el problema del pueblo argentino observando atónito la crisis entre ellos, pero eso les chupa un huevo a los dos.

De todos modos, él la está remando como un loco. Tiene mucho más para perder. No nos olvidemos que cuando ella lo tocó con la varita mágica, el tipo vivía de prestado. Si ella le suelta la mano no tiene donde ir. Dudo que Albistur y Tolosa Paz le vuelvan a prestar el derpa en Puerto Madero porque ella ya logró su cargo de diputada y él ya debe haber conseguido todos los contratos que quería. Ojo que no es chiste. Esto puede terminar con Alberto durmiendo en el subte con la jermu embarazada y la guitarra y los trajes en un changuito de supermercado. Una tragedia nacional que esperemos Dios no permita.

Por eso se entiende que él no quiera separarse. Pero ella está muy dura. No es que no lo que quiera más. Lo odia directamente.

Para colmo, Máximo le mete fichas a la madre: “Mami, sacátelo de encima porque Alberto es de derecha”, un concepto que no vamos a comentar porque volveríamos al comienzo de esta nota. No da para más. Mi pálpito es que con los 9.600 palos verdes que acaba de mandar el FMI y estando ahí fresquitos para manotear, acá nadie va a soltar nada.

Cerramos la nota informándole al Gobierno que en este momento el kilo de tomates cotiza a 339 (COTO), 379 (Jumbo), 389 (Carrefour) y 399 (DIA). Por su parte el kilo de morrón rojo sube a 699 (COTO), 749 (Carrefour), 779 (Jumbo) y 799 (DIA).

O sea, hoy domingo unos poco comerán ravioles con tuco y una inmensa mayoría fideos con manteca, en el mejor de los casos.

Feletti, chequeate estos datos en la web y sacá del medio. Genio del mundo.

 

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