La Ley de Oro Kirchnerista - Por Alejandro Borensztein

Una vez más, el Gobierno encuentra especímenes peores para reemplazar a los funcionarios que raja.
La Ley de Oro Kirchnerista - Por Alejandro Borensztein

Así como en la Astronomía nadie discute las Leyes de Kepler o en la Química no hay debate sobre la Ley de Boyle Mariotte, en la Ciencia Política ya no hay quien refute la Ley de Oro Kirchnerista cuyo enunciado destacamos en esta página: “Cada vez que el kirchnerismo raja a un funcionario o a una funcionaria siempre será reemplazado por algo peor”. Esta semana asumieron tres nuevas funcionarias que sirven como evidencia empírica para verificar, una vez más, este principio infalible.

Tal vez los casos de la nuevas ministras Olmos, Mazzina y Tolosa Paz no sean tan contundentes como fue, por ejemplo, el extraordinario fenómeno de la Secretaría de Comercio donde se supone que deben controlar la estabilidad de los precios. El gobierno de Cristina y Alberto ya probó en ese cargo a cinco funcionarios con los resultados que todos conocemos. Sin ir más lejos, este viernes clavaron 6,2% mensual. Golazo.

Esa continuidad de genios se inició con Paula Español y, pese a que arrancaron con la vara bajísima, lograron ir empeorando con Roberto Feletti, luego Guillermo Hang, Martín Pollera y, cuando parecía que la Ley de Oro K encontraba un límite en los confines del averno, rascaron el fondo de la lata y apareció Matías Tombolini.

La Ley de Oro se volvió a cumplir esta semana con la designación y jura de las tres nuevas ministras. Sin embargo, algunos sectores del mundo científico han cuestionado el caso del Ministerio de la Mujer. ¿Realmente se verifica que la nueva ministra Mazzina sea peor que su antecesora Gómez Alcorta?

A priori, el caso implica un desafío para la ciencia teniendo en cuenta que la ex ministra Gómez Alcorta, como referente gubernamental de la lucha por los derechos de la mujer, no abrió la boca sobre la gesta feminista más importante de estos tiempos que es la rebelión de las mujeres iraníes. Ni un mechoncito. Nada. Ni ella, ni Cristina, ni ninguna de las mujeres oficialistas se expresaron sobre el asunto, aunque más no sea para disimular la histórica complicidad kirchnerista con las atrocidades del régimen iraní.

Dado el antecedente, ¿había una funcionaria peor para ocupar el cargo y cumplir con la norma? Aunque parecía una tarea muy difícil, el “presidente” se las ingenió para encontrar un espécimen que confirmara el teorema. La elegida fue la funcionaria puntana Ayelén Mazzina cuyo silencio ante el femicidio de Florencia Magalí Morales, perpetrado por la policía de San Luis, fue reiteradamente denunciado por la familia de la víctima. Doble mérito para Alberto porque esta vez se ha jactado de que la eligió él solito, como para demostrar quién es el que manda acá (platillo, risas, Pepe Biondi mira a cámara 2 en plano corto).

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El día que la Academia Sueca incorpore el Nobel en Ciencia Política, este humilde servidor merece al menos ser nominado por haber enunciado y demostrado esta Ley de Oro clave para explicar el fracaso kirchnerista y las razones del zafarrancho en el que vivimos.

Por supuesto, la Ley de Oro no es lo único que explica las peripecias de este gobierno. Hay otras leyes ocultas en el kirchnerismo que la Ciencia Política está investigando, especialmente una hipótesis sobre la que se está trabajando y que se enuncia de este modo: “El mismo relato que ayudó a construir el poder del kirchnerismo es el que se lo está empezando a devorar”. Veamos.

“El peronismo nunca reprimió”, dijo Cristina hace pocos dias como si la Triple A y el terrorismo de Estado del peronismo del 70 nunca hubieran ocurrido. O como si la represión de diciembre de 2001 no hubiera provocado muertos en las provincias gobernadas por el peronismo, o como si Kosteki y Santillán no hubieran sido asesinados en pleno gobierno nacional de Duhalde y provincial de Solá. O como si la pandemia no hubiera dejado un tendal de muertos a manos de las policias provinciales peronistas. La gente se esta avivando del verso, el relato se les vuelve en contra como un boomerang y el fenómeno ya es materia de investigación.

Justamente, los que dicen que nunca reprimieron (dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces), salieron ahora a cazar mapuches. En realidad, lo único que capturaron fueron mujeres y niños, seguramente peligrosísimos porque los mandaron de Lago Mascardi a la cárcel de Ezeiza. Ni hablar de lo que hizo la policia de Maria Eugenia Vidal en la cancha de Gimnasia.

En un desesperado intento por disimular lo que pasó en el sur, Aníbal Fernández acuñó otra de sus frases memorables (hacía rato que no metía una) “yo tengo sangre de pueblo originario”, dijo este martes el Ministro de Seguridad, a quien a partir de ahora llamaremos Ñizol Wente Payun Capalen (Cacique Bigote Tupido) o Ñizol Wente Payun Mawiza (Cacique Bigote Bosque), según se prefiera.

Por su parte, el “presidente” se sacó una foto con algunos miembros de la comunidad Mapuche como para intentar sostener el relato. De aquí en más, en lugar de Alberto, lo podríamos llamar Ñizol Fenzen Juz que significa “Cacique Vender Usado”. Es lo más parecido que pudimos encontrar porque en el diccionario mapuche no hay traducción para las palabras “auto” y “concesionaria”.

En el medio de todo esto les apareció la película “Argentina, 1985” en la que no aparece el rol fundamental de Alfonsín en el Juicio a las Juntas ni el sabotaje peronista a la CONADEP, razón por la cual ha salido medio país a recordárselos.

Esto ha provocado una ola de recordatorios que desmienten el verso kirchnerista que vienen instalando desde el año 2003 y con el que han engañado a millones que ahora empiezan a abrir los ojos.

Por estos días, hay tres remeras que se están vendiendo como pan caliente, la que dice “yo te vi apoyar la autoamnistía militar en 1983”, la que tiene el cartelito de “yo te vi sabotear a la CONADEP y al Juicio” y la que más salida tiene: “yo te vi apoyar al gobierno peronista que indultó a los genocidas”. Están agotadísimas. Hay gente que, con tal de tenerlas, entrega figuritas del Mundial.

Tal vez llegó la hora de que el kirchnerismo se asuma como lo que realmente es. No hace falta entrar en detalles. Todos sabemos todo. Más vale que se apuren a sincerarse antes de que la gente también se avive de que la inflación en la Argentina se terminó en 1992 con Menem y volvió en 2007 con Cristina. Hasta De La Rúa gobernó sin inflación. Tuvo otros problemitas más graves, pero la inflación en el año 2000 fue de -0,9% anual (deflación) y en 2001 fue de 1,1% anual. Luego de la crisis, en 2003 Duhalde le entregó a Néstor una inflación de 3,7% anual (datos oficiales INDEC).

De aquel 3,7% anual a este casi 100% al que estamos llegando, el mérito es todo kirchnerista. ¿Ayudó algo el Gato? Claro, siempre ayudan las burradas del Gato pero el mérito es fundamentalmente de Ella. Mejor que la militancia no se entere antes de que pierdan los pocos votos que les quedan.

Ni que hablar de la confrontación. Si bien es cierto que los argentinos nos venimos peleando desde la Revolución de Mayo, tambien hay que recordar que las históricas antinomias, desde unitarios y federales hasta peronistas y antiperonistas, se fueron diluyendo a partir de 1983 y, para cuando terminó el gobierno de Menem, todos convivíamos en un gran quilombo pero sin confrontación. La división volvió al país con el combo Néstor- Laclau- Cristina y sigue hasta hoy.

Flor de disgusto va a tener la militancia cuando descubra que, antes del kirchnerismo, Verbitsky compartía amistosamente la mesa con Mariano Grondona y los periodistas de C5N aparecían en la pantalla de Canal 13 o escribían en La Nación o en Clarín sin ningún prejuicio. La grieta hay que saltarla de una buena vez, pero sin olvidar jamás quien la creó.

Vamos muchachos, aflójense, sincérense y asúmanse como lo que son. Ya que les gusta tanto romper la ley, rompan las propias. Posiblemente así les vaya un poco mejor.

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