Desde el bombardeo de 1955 al atentado contra Cristina, la violencia política siempre es funcional al populismo

Por Ernesto Nicolás Mazzucco
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La historia de la violencia política en Argentina es larga, desde las campañas por la independencia, las guerras civiles, el exterminio de las tribus originarias, la subversión anarcocomunsita, el nacionalismo filo fascista y demás episodios, pero aquí pretendo hacer un recorte para analizar de 1943 en adelante como toda la violencia populista queda olvidada y toda la violencia antipopulista engendra relatos épicos de resistencia y lucha contra la injusticia.

Comenzando por los años del primer peronismo, aquel Perón que ingresó al poder por la vía de un golpe de estado en 1943, junto al GOU que lo nombró Vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión, luego pasó a la historia como un demócrata que liberado por las masas el 17 de octubre de 1945, le ganó las elecciones a la oligarquía en 1946. Punto a favor del peronismo, nadie recuerda la condición golpista de Perón. 
Dato anecdótico, tres suelditos cobraba Perón, si vas a hacer un golpe de estado tampoco te vas a preocupar por la incompatibilidad de ejercer tres cargos en simultáneo!.

 

Los años pasaron y el desastre sobrevino, se agotaron las reservas en 1949, cayó la producción agraria, empezó el desabastecimiento, la inflación indomable, los planes de emergencia como el de 1952 con Gómez Morales. La economía crujía, no había inversiones, no había dólares para importar petróleo, la productividad caía año tras año, nada diferente de lo que estamos pasando en 2022, porque 70 años de recetas peronistas fallidas no son gratis.

 
Perón tenía un segundo mandato presidencial  hasta 1958, no llegaba, la tensión política y el descalabro económico lo habrían hecho caer por su propio peso, pero aparecieron los bombarderos, lo derrocaron a Perón, como él derrocó a sus adversarios en 1943, pero este golpe sí que se criticó. El demócrata Perón te censuraba, proscribía, cerraba diarios, tenía el monopolio de todas las radios del país, prohibía las huelgas, las protestas y las reuniones políticas, a ese Perón, lo derrocaron, y la mitad del país lo criticó severamente. 

 

El golpe de estado de 1955 lo sacó de su encerrona, le permitió crear el mito, porque el pueblo no vivió el estancamiento inflacionario y el quebranto económico total, eso le quedó a Lonardi y Aramburu para que lo arreglen o lo agraven, y a los radicales que vinieron después. Otro punto para Perón, el golpe le sirvió para crear el mito de los años dorados mientras el pueblo resistía el ajuste oligarca corporativo empresarial insensible. 

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Ya para 1973 entre huelgas de la CGT peronista y guerrillas marxistas y montoneras, los milicos se arrepintieron de lo que habían hecho y lo trajeron de nuevo a Perón, y éste, pragmático como de costumbre formó la Triple A y se puso a ejecutar un genocidio ejercido por paramilitares, instaurando el terrorismo de estado a gran escala, se calcula que entre 1973 y el 24 de marzo 1976 desaparecieron entre 2500 y 5000 personas; pero después vino Videla, y como estaba embalado, mató entre 8000 y 30000 personas. Otro punto para Perón, nadie recordó que fue genocida y terrorista de Estado, tras su muerte le cargaron la culpa a López Rega pero la historia demuestra que Perón era consciente y avalaba el genocidio que ejecutaron sus subalternos. 
A los historiadores a Perón lo exculparon con el mismo argumento que intentó utilizar Videla: “yo no sabía que mis subalternos estaban desapareciendo gente”.

Podría seguir, pero hay que sintetizar, hablemos del atentado contra Cristina, si este loco suelto la asesinaba, creaba el mito de Santa Cristina Eterna y para la historia hubiera pasado a ser una líder popular que ayudó a los más necesitados y eso generó el odio de la “oligarquía”, una nueva Evita. Por suerte no sucedió, por alguna razón el destino quería que la historia no se repita y el homicida falló y Cristina está integra, y así debe permanecer, porque ella debe ser juzgada por toda la corrupción que perjudicó severamente a nuestro pueblo, y no debe ser tenida por mártir de los pobres, sino como la mujer que descalabró la economía con una receta populista inviable que nos metió en las dos décadas inflacionarias que costaron un estancamiento integral de la economía y un empobrecimiento general del pueblo trabajador. 


No pasó nada, pero los peronistas se llevaron un punto a favor nuevamente, porque la clase política y el periodismo condenó el hecho y se solidarizó con Cristina, que no merece de ninguna manera sufrir la violencia de un loquito suelto, pero aun así, las redes sociales se llenaron de comentarios festejando que sufrió un atentado, lo que fue muy funcional al discursito de “el amor vence al odio” que sostienen los kirchneristas, los cuales odian a todo el que no sea kirchnerista, pero están convencidos y utilizaran como prueba esas publicaciones, de que el odio es el de los demás.


Por Ernesto Nicolás Mazzucco.

 

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