“No puedo esperar a tenerte”: los chats de la mujer que pactaba citas sexuales y extorsionaba a sus clientes

L.R. fue víctima de un engaño que incluyó una intimidación por una falsa denuncia por trata de personas y pornografía infantil. “No quiero que esto destruya mi familia”, dijo a TN.
  • La persona se presentó como ”Gisel” en un reconocido sitio web para adultos y utilizó fotos de un perfil de Instagram. La persona se presentó como "Gisel" en un reconocido sitio web para adultos y utilizó fotos de un perfil de Instagram.
  • El primer mensaje que le envió la presunta trabajadora sexual a L.R. El primer mensaje que le envió la presunta trabajadora sexual a L.R.
  • La primera charla entre ambos ocurrió la noche anterior al encuentro pactado. La primera charla entre ambos ocurrió la noche anterior al encuentro pactado.
  • L.R. recibió fotos y videos por parte de la presunta trabajadora sexual. L.R. recibió fotos y videos por parte de la presunta trabajadora sexual.
  • Tras la primera transferencia, L.R. debió hacer un segundo pago para mantener su encuentro. Tras la primera transferencia, L.R. debió hacer un segundo pago para mantener su encuentro.
  • El mensaje que le llegó a L.R., extorsionándolo para luego tener que abonar $20.000. El mensaje que le llegó a L.R., extorsionándolo para luego tener que abonar $20.000.
  • La víctima buscó ganar tiempo y mintió diciéndole que debía cambiar un cheque. La víctima buscó ganar tiempo y mintió diciéndole que debía cambiar un cheque.
  • La esquina en donde se encuentra ubicado el edificio en el que L.R. fue citado por ”Gisel”. La esquina en donde se encuentra ubicado el edificio en el que L.R. fue citado por "Gisel".

Luego del revuelo que se generó en el partido bonaerense de Pergamino, ciudad en la que un hombre denunció haber sido estafado y extorsionado cuando intentaba concretar un encuentro sexual, la víctima decidió romper el silencio desde el anonimato y revelar lo sucedido hace poco más de una semana.

TN dialogó con L.R., de 38 años, que prefirió resguardar su identidad a la hora de narrar una historia en la que fue obligado a transferir $20.000 (previo a pagar otros $7000) para evitar ser parte de una presunta causa judicial que investigaba una red de trata de personas.

L.R. se daría cuenta algunas horas después de que todo era mentira, incluso el aviso de la trabajara sexual, a quien contactó por WhatsApp luego de encontrar una publicación en el sitio de citas “Skokka”. Luego de que la verdadera dueña de las fotos se diera cuenta que estaban utilizando sus imágenes, solicitó la baja del perfil del sitio, hecho que ocurrió en las últimas horas.

“Soy independiente, trabajo por mi cuenta, hago telos, también domicilios. Obvio por si te sentís cómodo también brindo servicio en mi departamento, amor”, le contó “Gisel”.

Al hombre lo sedujo esta última oferta: concretó el encuentro para la mañana siguiente en el departamento de “Gisel” y accedió a pagar $5000 por una hora de servicio. “¿Tenés cbu?”, preguntó L.R. Ella contestó que sí. Luego le indicó que le avisara si efectuaba la reserva así su horario quedaba confirmado.

Al día siguiente, precisamente a las 9.19 de la mañana, “Gisel” volvió a escribirle a L.R. En su mensaje adjuntó una captura de una transferencia por Mercado Pago y le dijo: “Amor, te mandé mensaje porque recién me terminan de hacer una reserva de $8000 para estar una hora y media. Decime si lo cancelo y te quedás vos o te devuelvo la plata para que no haya problemas”.

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La cancelación de la que hablaba “Gisel” con su otro cliente no era gratis para L.R., dado que para que eso ocurriera él debía aumentar la cifra antes de presentarse en el departamento de la calle Luzuriaga, entre Pinto y Avenida de Mayo.

“Aboname el resto que lo cancelo y te venís. Ahí te envío la dirección”, insistió ella. L.R. completó la tarifa con otros $2000. Sin embargo, al presentarse en la dirección, “Gisel” nunca apareció.

L.R. esperó, llamó, escribió e insistió sin ningún tipo de respuesta. Se resignó sin saber que la pesadilla comenzaría después de su fallido encuentro sexual, al recibir un mensaje -también por WhatsApp- de un número desconocido.

Quien se presentaba era Walter Robles, asegurándole que era un capitán de la Policía Federal Argentina, miembro de una investigación que buscaba ponerle fin a una red de trata de personas y pornografía intanfil.

“Me comunico desde el Departamento de Cibercrimen de la Policía Federal Argentina, a los efectos de notificarle que se ha iniciado una causa caratulada como ‘Trata de personas s/ Investigación preliminar’”, sostuvo.

“Hechas las averiguaciones del caso, conjuntamente con la Fiscalía especializada en delitos contra las personas y los allanamientos llevados a cabo en las últimas horas, se han constatado varias menores reportadas como desaparecidas y que fueron publicadas en una página de escorts”, continuó.

“En cuyos celulares secuestrados figuran, en sus últimos chats de WhatsApp, conversaciones que lo incriminarían a usted en ser parte de una red de trata de personas y venta de pornografía infantil”, completó.

Robles obligó a L.R. a comunicarse con él “a la brevedad” para explicarle cuáles eran los pasos que debía seguir.

“El primer depósito que hice de la extorsión fue de $20.000. Me asusté bastante”, dijo L.R. a TN.

La víctima apagó su teléfono y dejó pasar varias horas para tranquilizarse y entender lo que estaba ocurriendo. Al prenderlo nuevamente, notó que el hostigamiento era incesante. Robles un nuevo depósito de $75 mil.

“Después estuve pensando, entendí que yo no había hecho nada y que era un verso. A la mañana siguiente decidí denunciarlo y que quede en manos de la Justicia”, contó L.R.

Para ganar tiempo, la víctima manifestó que debía cambiar un cheque y recién al día siguiente podría transferir el resto del dinero. Robles le escribió cerca de las 10 de la mañana y le dejó su cbu.

“Quiero terminar con esto”, le respondió L.R. “Ok, enviame el comprobante así terminamos con este quilombo bárbaro”, contestó Robles.

“Esto causó un disgusto muy grande en mí. Tengo hijos, familia, la situación matrimonial está reajustándose, hemos pasado situaciones complicadas. Esto podría quebrarla. La verdad es que no quiero que esto destruya mi familia”.

Este medio contactó a una fuente cercana al expediente, que reveló que los chats entre él y la mujer son parte de una causa que investiga dos teléfonos radicados en Buenos Aires y un accionar que ya se habría repetido en Pergamino.

“Caí, confié y me terminaron estafando. Sentí miedo y vergüenza, no lo voy a negar. Pero automáticamente me di cuenta que era una farsa. Me presenté en la Comisaría Segunda de Pergamino para que le hagan una investigación a esta manga de delincuentes que jode a la gente que trabaja, de una forma vil, inhumana, sin importarle nada del otro”, sostuvo L.R.

Y concluyó: “Estoy cansado de esta gente, que solo se merece estar encerrada en una cárcel de por vida. No valen para nada en la sociedad. Estoy asqueado”.

La causa se tramita en la Fiscalía Nº7 de Pergamino y la encabeza el fiscal subrogante Pablo Daniel Aguilar, en conjunto con el departamento de Cibercrimen del Ministerio Público Fiscal.

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